M. J. O. G., de 25 años, se enfrenta a un año de prisión por un presunto delito de exhibicionismo supuestamente cometido al acceder a un chat de contenido pornográfico en presencia de su hija, de sólo dos años de edad. Los hechos se remontan al verano de 2005. Según el informe provisional de acusación de la Fiscalía Provincial de Córdoba, la encartada empezó a contactar con terceras personas que conocía a través de un chat e intimaba con ellas por videoconferencia. Entre ellos, se encontraba un vigilante de seguridad de la Universidad Carlos III de Madrid, que también está imputado y se enfrenta a 10 meses de prisión por un presunto delito de exhibicionismo. Según la Fiscalía, en diversos días de los meses de julio y agosto de aquel año, los encartados, "pese a que la niña estaba presente", se despojaban supuestamente de sus ropas y se exhibían. Según el fiscal, "también eran frecuentes las masturbaciones ante la cámara", sin tener en cuenta que la menor estaba presente y era consciente de la situación.
La vista oral se celebrará esta semana en el Juzgado de lo Penal número 4 de Córdoba. En la actualidad, la patria potestad de la niña la ostentan ambos progenitores, aunque un juzgado de primera instancia atribuyó la custodia al padre en octubre de 2007.
La acusación particular expone en su informe que la menor pudo sufrir "algún tipo de trauma", pues observó las escenas "llorando y requiriendo la atención de su madre, haciendo ésta caso omiso". Según el letrado, la niña pudo sufrir "alteraciones en su conducta o cuanto menos confusión", ya que no distinguía entre su padre y los interlocutores de la red. La menor, asimismo, presentó "trastornos en el sueño, inquietud y síntomas de angustia". La acusación los acusa de exhibicionismo y provocación sexual.
La defensa del vigilante de seguridad reconoce en su informe provisional, remitido al juzgado, que el encartado se conectó a través de internet a chats de adultos desde algún ordenador de la Universidad Carlos III de Madrid, aunque alega que los estos equipos no tenían cámara, por lo que el encartado no se exhibió. Cuando lo hacía desde su portátil, la "escasa memoria RAM le impedía ver con claridad una secuencia de vídeo", por lo que sólo se podían observar imágenes "a saltos". Por ello, dice que no era consciente de la presencia de la pequeña. Su letrado solicita la absolución.
No hay comentarios:
Publicar un comentario