lunes, 29 de junio de 2009

«El respeto del cliente no se gana a golpes»


VALENCIA. «Te provocan constantemente, pero tienes que saber controlarte; la gente va hasta arriba de alcohol y drogas. Y se ponen gallitos, y te insultan, te retan. El problema es que en las puertas de las discotecas hay muchos que no toleran el insulto. No saben mantener la calma. Y entonces se lía. El respeto no se gana a golpes. Nunca he tenido que pegar a nadie».
De joven, Rafael fue portero de discoteca. Lo dejó. Ahora es vigilante de seguridad. No sabe si algún día tendrá que regresar al mundo de la noche. Por eso ayer se presentó a las pruebas para obtener el permiso de la Generalitat para ejercer como portero de discoteca. Una hora para responder al test psicotécnico con el que se evalúa la personalidad y la conducta; es un filtro para impedir que en las puertas de las discotecas de la Comunidad haya vigilantes carentes de autocontrol, proclives a sufrir desequilibrios y desajustes emocionales y habituados al consumo de las drogas y el alcohol; después, hora y media para demostrar conocimientos jurídicos y nociones básicas de psicología y primeros auxilios.
Rafael está «cuadrado»; su espalda, sus biceps, sus cuádriceps dicen mucho de las horas que pasa en el gimnasio; pero cuando habla lo hace con serenidad, con aplomo. «Esto era muy necesario, pero ya veremos cómo se aplica porque en muchos puntos choca con la Ley de Seguridad Privada. De nada vale que en la puerta haya una persona acreditada si no controlas lo que pasa dentro. Los locales deberían contratar vigilantes de seguridad privada, pero el uniforme disuade a la clientela». Por eso dentro están «los otros», «los matones, que pegan y se largan. Son cuadriculados». Inmigrantes ilegales, en su mayoría de los países del este. De estos apenas si hubo representación en el examen de ayer porque la prueba estaba vetada a quienes tuvieran antecedentes penales, carecieran de permiso de residencia y no tuvieran el título de graduado en ESO o equivalente.
Ajenos a la noche
El discurso de Rafael se aleja del estereotipo de matón de discoteca -ejemplar con mucho músculo tatuado y poco cerebro-, del que había inconfundibles ejemplares en el hall de la Escuela de Informática Aplicada donde ayer se celebró el examen en Valencia. Hubo pruebas también en Alicante y Castellón. Se habían inscrito 272 aspirantes, pero sólo acudieron 218. La Comunidad Valenciana se suma así a Barcelona y Madrid, las primeras regiones en regular la seguridad en los locales de ocio.
Ayer no había demasiados nervios. Algunos llevaban la legaña en el ojo. Habían trabajado hasta la madrugada. Pero eran los menos. La mayoría de los aspirantes que realizaron el examen no ha debutado aún en el mundo de la noche. Son camioneros, decoradoras, profesores de F.P, amas de casa. Parados o en situación precaria, que no renuncian a ampliar su horizonte profesional. Superar el examen les acredita para regular el acceso a establecimientos recreativos y de ocio. Podrán ejercer como porteros de discoteca, sí, pero también en museos, bingos, cines... O es lo que creen algunos porque así se lo han dicho en las academias en las que se han preparado, aunque los profesores tampoco lo tienen claro. El reglamento de la Conselleria de Gobernación, dicen, es «ambiguo» y hay «cierto desconcierto» entre el profesorado que, para esta primera convocatoria, ha optado por preparar a los alumnos siguiendo los ejemplos de Madrid y de Barcelona. Les han dado indicaciones de cómo actuar ante un fuego o cómo privar la entrada a algún cliente sin que se ofenda.
El número de aspirantes a esta acreditación dista mucho de los que demanda un sector que cifra en más de un millar el número de locales en la Comunidad. A finales de año, quienes hoy trabajan en la más absoluta alegalidad, tendrá una nueva oportunidad de salir de las tinieblas de la noche. Si no, habrá sanciones.

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