lunes, 29 de junio de 2009

La atención al público


Una larga cola en la cita previa para la declaración de Hacienda. Personas que esperan su hora, personas que habían llegado con retraso, personas que pretendían adelantar su hora. Y atendiendo a todas esas personas, un vigilante de seguridad. Nunca, y estuve observándole durante más de sesenta minutos, perdió la sonrisa, ni elevó su voz, ni hizo un mal gesto. Los efectos de tal actitud se reflejaban en la gente: paz, tranquilidad, nada de aglomeraciones. Boquiabierto como estaba –la conducta del vigilante de seguridad llamaba poderosamente mi atención-, me acerque a él. Le comenté mis observaciones, le dije que su trato con las personas me había parecido más que excelente. Y el buen hombre –alto y fuerte- me dijo: trato a las personas como me gusta que me atiendan o atendieran a mí. ¡Chapeau, sombrerazo!

Cierto es, por ejemplo, que la actitud de los funcionarios que atienden al público ha mejorado considerablemente en estos últimos años. Siempre hay excepciones deshonrosas, pero por lo general se atiende con cortesía y educación, hasta con amabilidad. Y quien dice los funcionarios, dice los empleados de los establecimientos. Si comento el tema es porque no hace tantos años, había que decir todo lo contrario.

¿Los ciudadanos? Pues…de todo hay. En general muchos ciudadanos son impacientes ante las colas de espera. Su actitud nerviosa y su gesto de disgusto se contagia fácilmente a los demás. Digo yo: si hay que esperar, se espera. No, no lo entienden muchos ciudadanos. Porque son bastantes los que, además del estrés de la vida cotidiana, añaden su propio estrés personal. Tal actitud y conducta daña las relaciones ciudadanas, la convivencia.

No digo yo que haya que volver a impartir la asignatura de Urbanidad. A lo mejor sí, y seria eficaz en la paz social. ¿No tiene un hueco la urbanidad en la asignatura “educación para la ciudadanía? ¿No sería posible enseñar a las familias que los gritos y voces destempladas no sirven para nada y mucho menos para educar?

Hay que devolver los valores humanos a la sociedad actual. Y hay que hacerlo con urgencia. Nos va en ello la paz social, la convivencia, la cordialidad.

No hay comentarios: