miércoles, 24 de junio de 2009

Pinillo Chico demanda un vigilante de seguridad


* También piden el traslado del usuario agresor a la pediatra Guitar
* También creen necesarias medidas como los botones del pánico

Más de treinta profesionales sanitarios pertenecientes al centro de salud Pinillo Chico, respaldados por las secciones sindicales del Sindicato Médico de Cádiz, UGT, CCOO y CSI-CSIF, solicitaron ayer con una movilización de unos diez minutos en la puerta del ambulatorio de la Zona Norte medidas de protección y seguridad para los empleados del servicio, ya no sólo para los facultativos, como reconocieron todos los representantes sindicales, sino empezando desde los celadores o los administrativos.

Lo más urgente y quizás más efectivo entienden que es un vigilante de seguridad o botones de pánico “para evitar en un futuro que se repita lo acontecido por el mismo usuario o por otros”, advierten en un comunicado de prensa. Por otro lado, solicitan “la implicación de la dirección de nuestro centro y de la dirección del distrito sanitario Bahía de Cádiz en el cambio a otro centro de salud de dicho usuario, tanto de él como de toda su familia e impedir que pueda de nuevo repetir o cumplir sus amenazas”.

El principal objetivo de la movilización fue mostrar el apoyo a una compañera, la pediatra Guitar, que la semana anterior fue agregida verbalmente por un usuario, como indica el presidente el Sindicato Médico de Cádiz, Pedro Calderón. Entiende que “no se debe utilizar la violencia. El respeto debe ser acción imperativa. No es tolerable. Si no se está de acuerdo con el trato recibido o el diagnóstico, hay otras maneras de reclamar, pero no con la agresión verbal o física”. Pero desafortunadamente, “se producen muchas agresiones, por eso estamos apoyando a la compañera en estos momentos”, informa el representante de CCOO, Manuel Sabao. Y es que, “hay veces que ni siquiera se denuncia porque ya se hacen situaciones cotidianas que pasan casi desapercibidas”, insisten desde CSI-CSIF y UGT.

El director del centro de salud, Manuel Ramírez, indica que “comparto los motivos” de dicha movilización, que se convocó con carácter urgente y puntual debido al empuje mostrado por los trabajadores del centro de salud, y considera que la vigilancia es necesaria en algunos centros de salud, como ocurre ne Pinillo Chico, debido a la masificación real que existe y que se ha ido acumulando a lo largo de los 23 años que lleva en funcionamiento, así como por el traslado del servicio de urgencias desde el centro de especialidades El Carmen. No entiende que en cambio sea resultado de estar en una zona con focos sociales complicados, pero sí solicita una solución.
Además, comenta que, debido a un caso anterior de agresión en el centro de salud, se trabaja “en un sistema urgente para que los trabajadores puedan avisar a sus propios compañeros, no ya a los cuerpos de seguridad, pero aún se deben valorar las posibilidades técnicas”.

Con todo, los sindicatos siguen reclamando una reunión con el distrito sanitario correspondiente para plantear estos casos de violencia y agresión a los compañeros del centro de salud de la Zona Norte, con el fin de que se tomen medidas de urgencia. “Llevamos un mes o dos reclamando que nos atiendan porque no hay seguridad de ningún tipo”, reconoce Calderón, pero sin éxito alguno por el momento. “Queremos que el distrito se tome en serio este tema y que no se vuelva a repetir una situación de este tipo”.

Reclaman, ni más ni menos, un vigilante de seguridad como pasa en los hospitales, y como se ha extendido a algunos ambulatorios, como ocurre en aquellos que son considerados “más conflictivos”. Quieren por tanto que Pinillo Chico sea considerado con el mismo grado.

UGT y CSI-CSIF reconocen que “ya avisamos hace meses que con la política de sustitución de bajas” que es bastante deficitaria “se darían problemas de este tipo”. CCOO también apunta que “la población en verano se duplica”, lo que vendrá a afectar a Pinillo Chico sobre todo por el traslado de las urgencias. “Ya en Semana Santa hubo incidentes y en verano nos arriesgamos a que la política de sustituaciones fijada nos haga pasar por situaciones límite similares a las anteriores”.

Consideran los profesionales del centro de salud que el hecho de que una compañera se haya dado de baja es motivo suficiente para escuchar las reivindicaciones que realizan.

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