Los actos vandálicos que se han sucedido esta semana en cuatro cajeros automáticos de la capital palentina no guardan relación con los que se producen periódicamente en la estación de Renfe, salvo por el instrumento del que hacen uso para cometer las fechorías: el spray.
Con esas pintadas en los cajeros se protesta contra los bancos, a los que se ve como elementos avivadores de la crisis. Con los graffitis en los trenes se expresan inquietudes artísticas o se cruzan apuestas. Pero el resultado es el mismo: cuantiosos daños ocasionados por los efectos de los aerosoles.
En la estación de trenes se reconoce que son frecuentes las visitas de los 'graffiteros', que llegan a apostarse en la Red a ver quién es el primero que pinta alguno de los trenes que se guardan por la noche en las dependencias de Renfe. «Causan daños importantes en los trenes, y a Renfe es algo que le preocupa. De vez en cuando se coge a alguien y se le pone a disposición de la Policía y de la Justicia, que les impone multas», abundan desde Renfe, al tiempo que inciden en cómo algunos de los graffiteros se desplazan desde otras provincias para pintar los trenes, acción ésta que suelen hacer por la noche, aprovechando la oscuridad, y en pequeños grupos.
Cinco o seis jóvenes, uno de ellos encargado de detectar la presencia del personal de seguridad, llevan a cabo el acto vandálico, en el que suelen emplear apenas unos minutos. Y si los vigilantes se percatan de su actuación, algo en lo que se pone especial énfasis, huyen del lugar a toda prisa.
Los foros de Internet son un buen caldo de cultivo para los graffiteros, que entran en contacto entre sí y se revelan posibles objetivos.
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