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viernes, 27 de marzo de 2009
Superpoli de centro comercial
Paul Blart, un padre soltero del extrarradio, trabaja como guarda de seguridad en un centro comercial de Nueva Yersey. Nadie toma en serio su labor, pero él tiene un gran sentido de la responsabilidad a la hora de proteger el recinto. Cuando una banda de experimentados ladrones se apodera del centro para dar un atraco, todas las puertas quedan cerradas y el vigilante es el único que puede salvar la situación. Convertido en un policía de verdad, el bueno de Paul por fin podrá demostrar su valía.
Después de trabajar juntos en "Os declaro marido y marido", Kevin James y Adam Sandler querían emprender un proyecto conjunto. Y así fue como surgió la idea de esta película, amparada por la productora de Sandler y con un guión co-escrito por James. "Superpoli de centro comercial" nos presenta a una figura tan conocida por todos como el vigilante de seguridad. Sin ser policías, tienen que velar por la protección de los compradores, pero ¿qué pasaría si tuvieran que hacer frente a un gran atraco? La película ha sido dirigida por Steve Carr, el director de "Papácanguro" o "Dr. Dolittle 2", y eso se nota a la hora de rodar todos los gags humorísticos.
El propio Kevin James (Hitch, especialista en ligues) es el encargado de dar vida a Paul Blart, un tipo que nunca ha sido muy valorado y que se ve en la obligación de hacer algo grande por la comunidad. Le acompañan Keir O'Donnell (De boda en boda) y Jayma Mays (Epic movie), que interpreta a la chica de los sueños de Paul. Shirley Knight (Mejor...imposible) y Bobby Cannavale (Voces en la noche) son algunos de los que completan el elenco.
Crítica
Es posible, no digo que no, que Steve Carr, director de la cosa, se tenga bien merecidas un par de collejas. O por impartir justicia con equidad una para él y otra para Kevin James, excelente cómico, y, resultados en mano, guionista altamente mediocre. Pero la tontería excesiva que derrocha a cada quiebro "Superpoli de centro comercial" es consustancial al paquete. Inevitable. Estamos donde estamos, es decir, con los pies dentro de una comedia familiar tontorrona, de gags televisivos, mensajillo ´buenrollista´ y un baño exterior de caramelo casi-romántico. Todo a mayor gloria de su estelar protagonista, un Kevin James que es un extraordinario producto televisivo de sitcom pero que en pantalla grande por unas cosas u otras sigue sin acabar de dar el do de pecho.
En fin, que la bobería se ve venir y se consiente, porque de no ser consentida nadie se dejaría arrastrar por la explícita imagen pública de la peliculilla en cuestión. Pero quien merece collejas a diestro y siniestro sin misericordia son los geniales traductores del "Paul Blart: Mall Cop" original. Lo de "Superpoli de centro comercial", título cantamañanas donde los haya, merece figurar con letras de oro en la antología de traducciones horrorosas y punibles de ahora y siempre. Esta vez la distribuidora no ha tenido piedad. Juro que la película no merece semejante título, juro que no es tan mala como el descacharrante título puede invitar a creer. La de Carr no es sino una suerte de remake en clave de guasa mayor de "La jungla de cristal" pero con poli (segurata en este caso) orondo, pardillo y perdedor y en el paraíso natural del ocio capitalista contemporáneo: el centro comercial.
Es floja, claro, mucho, y los chistes son en el mejor de los casos regulares. Pero es cine con función social: consentir a padres e hijos mirar a la misma película sin que el uno y el otro acaben aplastados por el tedio. Ojo, jamás nos atreveríamos a recomendarla y jamás discutiremos con quien la sentencie como un fenomenal bodrio. Sólo insinúo que con semejante título el susto se prometía aún mayor, y que Kevin James es un tipo salado que tiene sus momentos de inspiración. En definitiva que no es abyecta ni nauseabunda, es simplemente una comedia mediocre para acompañar el vaciado del correspondiente tanque de palomitas.
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