martes, 31 de marzo de 2009

Un joven de 17 años que iba en un coche recibe un tiro en las Tres Mil


Un chaval de 17 años que iba en el asiento trasero del coche de su padre recibió ayer un balazo que le atravesó la cabeza al pasar por pura casualidad junto a una pelea en el Polígono Sur. El joven está ingresado en estado crítico en el Virgen del Rocío, donde ayer se congregaron decenas de familiares mostrando de forma desgarrada su dolor.

El menor iba sentado en la parte trasera del todoterreno de su padre de regreso a su casa, sobre la una de la tarde, tras haber pasado la mañana trabajando en un mercadillo, ya que la familia vive en la zona de Luis Ortiz Muñoz. Al acercarse a los pisos conocidos como Los Verdes se cruzaron con una pelea y el padre aminoró para ver qué ocurría, sin llegar a parar. Un disparo procedente de la riña entró por la ventanilla trasera e impactó en la cabeza del crío, según confirmó la Policia Nacional. El padre lo llevó al cercano hospital Virgen del Rocío, donde fue operado de urgencias por un grave traumatismo creneoencefálico, ya que presentaba una herida por arma de fuego con orificios de entrada y de salida. Quedó ingresado en la UCI en estado crítico. A la familia le han pedido que se prepare para lo peor.

Tanto el menor como los participantes en la pelea de la que surgió el disparo pertenecen a importantes familias gitanas, lo que ha despertado el temor de las autoridades por las represalias que se pueden producir. La Policía patrullaba ayer las Tres Mil Viviendas, donde se vivía una calma tensa. Los participantes en la riña de por la mañana se marcharon del Polígono Sur “para quitarse de en medio” en cuanto vieron lo ocurrido, según distintas fuentes. La Policía confirmó que cuando llegó al lugar allí no había nadie, por lo que no ha habido detenidos, pero se ha requisado el coche del padre porque en él quedó alojado el proyectil, que tendrá que analizar la Policía Científica.

El menor pertenece a una amplia familia gitana, vecina del Polígono Sur desde hace años, con mezcla de distintos clanes y conocida por varios nombres como Los Huevos, Los Jorge o Los Salguero, que concitó en el hospital a 200 personas para acompañar a los padres en su dolor que, entre lágrimas, proferían insultos.

En la pelea anterior también participaron miembros de amplios grupos gitanos, uno de ellos los llamados caracoleños, chabolistas de Los Bermejales a los que se desalojó en 2005 a cambio de dinero, sin ninguna medida social de reinserción, y que se trasladaron a las Tres Mil en unas caracolas de las que cogieron su nombre. Una treintena de familias compraron pisos en Luis Ortiz Muñoz.

Según las primeras versiones, una persona de una de las familias más mezcladas del barrio, vinculada a Los Casiano, inició una discusión con algunos caracoleños por asuntos de droga, en la que fue agredido. El hombre, muy deteriorado por su larga adicción, fue a buscar un arma y volvió para enfrentarse a ellos. Fue entonces cuando pasó por delante el coche del chico, que fue alcanzado por la bala. Aunque al principio los vecinos se refirieron a un tiroteo, la Policía recogió del lugar sólo un casquillo, ya que al parecer hubo un único disparo que fue el que alcanzó al joven. Los investigadores ya han tomado declaración al padre y a los testigos, y descartan en principio cualquier relación entre la víctima y los participantes en la pelea.

El hospital Virgen del Rocío llegó a congregar a la vez ante sus puertas a más de 200 familiares del crío que mostraban su dolor. Las mujeres lo hacían con gritos y lamentos, mientras que los hombres se rasgaban la ropa y, a voces, pedían que se reparara el daño. La Policía Nacional reforzó con una decena de agentes la entrada a Traumatología, a la que el centro hospitalario envió también a varios vigilantes de seguridad. A medida que avanzaba el día se sumaban más familiares, algunos procedentes de fuera de Sevilla, y cuando llegaban parientes cercanos se repetían las escenas de duelo. La madre del chico no cesaba de repetir que había ingresado con vida. El padre fue consolado por un patriarca, que hizo de intermediario con el hospital y la Policía para conocer el estado del niño e intentar que sus padres pudieran verlo.

La Policía Nacional y Autonómica patrullaban ayer la zona en la que se produjo el incidente, de la que son vecinos todos los implicados, por temor a que se produjeran enfrentamientos entre los familiares de víctimas o agresores. Aunque la Policía no ha confirmado ese dato, los vecinos tienen claro quién fue el autor material del disparo y fuentes cercanas a la familia de la víctima no descartan que, en caso de producirse un fatal desenlace, haya represalias. Contra él o sus parientes o incluso contra los caracoleños, que participaban en la misma discusión. Por eso, según distintas fuentes, los participantes directos en la pelea se han ido, seguramente fuera de Sevilla, hasta que las cosas se calmen, y sus parientes permanecían encerrados en el interior de sus casas, lo que daba un aspecto extrañamente sosegado a la zona.

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