domingo, 15 de marzo de 2009

Las cámaras acorazadas cambian de papel


IDEAL accede al secreto mejor guardado del edificio: el búnker que guardaba con sofisticada seguridad las fortunas. Ahora servirá de archivo
El 20 de abril de 1941 el edificio del Banco de España en Granada recibía la bendición del arzobispo Agustín Parrado y García en una solemne ceremonia de inauguración. Un acto simbólico que precedió al auténtico punto de partida de las operaciones de la nueva sede de la institución: el traslado de las remesas. Para tamaño acontecimiento -cuentan las crónicas de aquel año- fueron guardados 80.000 kilos de plata y un total de 3.000 talegos de monedas a las cámaras acorazadas. Pasado más de medio siglo, el búnker cambiará de papel. En ambos sentidos. Las impresionantes cajas fuerte servirán de archivos para la futura sede de la Fiscalía Superior de Andalucía. Los papeles podrán ser igual de valiosos; pero de distinta condición.
La intención de la Junta de Andalucía es respetar la estructura de esta zona de máxima seguridad. Tiene tales particularidades en su composición y diseño que alterarlas sería descabellado.
Las cámaras acorazadas se encuentran ubicadas en la planta sótano de la obra de los arquitectos Secundino de Zuazo y Luis Menéndez Pidal. Cuando fueron construidas estaban consideradas como las más modernas de toda Europa y sus garantías de seguridad las convertían en las más protegidas del continente.
Ejemplo de seguridad
El vigilante podía, desde cualquier punto del sótano, dominar toda su extensión. El peso de las dos cajas -una de alquiler y otra particular- era de cuatro toneladas cada una y se encuentran comunicadas por una especie de 'gatera', que facilita el movimiento de los empleados de una a otra. Están ubicadas junto al patio, al que llegaban las remesas de oro, plata y billetes. Éstas eran luego trasladadas al interior de las cajas en un ascensor blindado.
Pero si hay algo que alimentó durante años la leyenda de estos golosos habitáculos era el sistema que lo protegía de incendios y atentados. Por un lado, las paredes de las cajas toca con ninguna parte del edificio. Están separadas gracias a unos pequeños pilares que las dejan como un enorme cubo de hormigón suspendido en las entrañas del edificio.
En caso de incendio, el sistema estaba diseñado para que los habitáculos se inundasen. Unos pasillos que rodean a la estructura fueron conectados a unos aljibes que descargaban su contenido y evitaban así que el dinero fuese pasto de las llamas.
Este sistema, según pudo saber IDEAL, será respetado en el proceso de transformación del edificio. Por su singularidad arquitectónica y su valor histórico. Aunque ya no será necesario.
El declive
El 31 de diciembre del año 2004, la entidad realizó su última operación. Según datos facilitados por el Banco de España en Madrid, la sucursal contaba entonces contaba con 12 empleados, 793 cuentas directas de deuda pública con un saldo total de 34.862 euros y once cuentas corrientes a nombre de distintas administraciones. En cuanto al uso de las cámaras, apunta la citada fuente que ya entonces las retiradas de efectivos se realizaban con poca frecuencia y ni siquiera los importes eran significativos.
Tras el desalojo, estas obras de ingeniería quedaron en desuso. Hoy, en la más absoluta oscuridad de un sótano húmedo y vacío, esperan a recobrar vida las puertas blindadas que protegen con sus cinco toneladas de metal la entrada a las cámaras. Eso sí, aguardan con un tope puesto para evitar que se cierren y queden bloqueadas. La combinación sigue siendo un secreto.

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