viernes, 13 de marzo de 2009

Cae una de las bandas delictivas más buscadas de España


Tenían el mecanismo muy bien aprendido. Robaban herramientas sofisticadas en tiendas y casas para luego sustraer combustible de diferentes oleoductos de España. También desvalijaban bares, falsificaban documentos y uno de ellos incluso obligó a su pareja, menor de edad, a prostituirse. Pero ese dispositivo se ha truncado este jueves. La Guardia Civil ha detenido a 19 personas que pertenecían a una de las bandas delictivas más buscadas. Los arrestados -18 rumanos y un español- cargan con un listado de 73 delitos. La Benemérita calcula las pérdidas en unos tres millones de euros. CLH, la empresa líder en almacenamiento, transporte y distribución de productos petrolíferos en España y propietaria de los oleoductos afectados, no ha ofrecido una estimación de las pérdidas.
La banda estaba dividida en tres grupos. Todo estaba perfectamente jerarquizado, según la Guardia Civil. Los jefes de los grupos obedecían órdenes del mandamás, que coordinaba las acciones pero no se metía en el barro. El modus operandi no era innovador pero se repetía en cada robo: forzaban cerraduras de los locales mediante sofisticadas herramientas y con ayuda de inhibidores de frecuencias neutralizaban las alarmas. De ahí conseguían sopletes y brocas pequeñas, elementos indispensables para sustraer el combustible de diferentes oleoductos repartidos por España.

En estas tomas ilegales los delincuentes "pinchaban" un punto del conducto. Pero el lugar donde extraían el carburante se situaba a unos dos kilómetros. Entre uno y otro sitio colocaban una serie de controles -que la guardia civil no ha querido especificar- para saber si les seguían la pista. A la más mínima sospecha de que la Benemérita les cercaba, se buscaban otro punto de los 3.800 kilómetros de oleoductos enterrados en España.

El vigilante de una gravera de Fuentidueña de Tajo (Madrid) dio la voz de alarma a la Guardia Civil en septiembre de 2008. Un grupo de asaltantes le amordazó para robar en el yacimiento. Los agentes de la operación Secuoya determinaron que los delincuentes pertenecían a una banda en cuyo currículo figuraban diversos delitos en Madrid, Guadalajara, Zaragoza, Castellón, Alicante y Sevilla. A este primer aviso se sumó la denuncia de CLH. El 17 de febrero su sistema de seguridad detectó una falta de suministro en un oleoducto que transcurre por la Comunidad de Madrid. Una portavoz de la compañía ha asegurado a este periódico que los casos de robo de combustible son escasos pero pueden suponer un grave perjuicio para el medio ambiente si se manipula de forma incorrecta.

La crisis no perdona

La Guardia Civil estima que los delincuentes podrían haber ganado cerca de 300.000 euros revendiendo el combustible. El receptor de la mercancía pedía 0,80 euros por cada litro de combustible sustraído el pasado año. Pero la crisis no perdona. El importe de la reventa cayó hasta los 0,50 a partir de enero de 2009.

Una de las claves de la investigación estaba en una nave industrial situada en Velilla de San Antonio (Madrid). La banda almacenaba ahí el combustible. Cuando los agentes registraron la nave encontraron un camión cisterna robado y al que le estaban aplicando un lavado de imagen. La banda pretendía repintar el vehículo pesado para que fuera un clon de los que utiliza una conocido empresa petrolífera (la Guardia Civil no facilitó el nombre de la compañía).

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