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lunes, 17 de agosto de 2009
La Fórmula 1 atrae a más gorrillas al Paseo Marítimo pese al refuerzo policial
Cerca de una treintena de aparcacoches toman la calzada de Eugenia Viñes y dirigen el tráfico con total impunidad
Huelen el negocio y se multiplican al instante. Ayer el Paseo Marítimo era un hervidero de gorrillas de todas las nacionalidades que buscaban su presa cuando entraban en sus dominios.
Bajo un sol de justicia y con un andar pausado pero seguro un grupo de gorrillas africanos dirige el tráfico, realiza indicaciones de cómo aparcar, aunque el conductor haya visto la plaza con anterioridad y compruebe que no necesita ninguna indicación para dejar el vehículo. El gorrilla insiste, gesticula y realiza aspavientos hasta que el conductor ha frenado y ha parado el motor de su coche. Una maniobra que se repite sin cesar y ante los ojos de todo los visitantes día tras día.
En cuanto el conductor y el resto de ocupantes del coche descienden, el gorrilla se aproxima a ellos para esperar las obligadas monedas. «Como para no darles, dan miedo», se queja una conductora que llegaban ayer al Paseo para disfrutar de una jornada de playa.
Una treintena de aparcacoches ilegales, uno cada 20 metros, estuvo durante todo el díahasta las dos de la madrugada distribuidos por el Paseo y por los alrededores del circuito urbano donde muchos ciudadanos se acercaban para comprobar parte de la estructura de la infraestructura.
Aunque la mayoría de los gorrillas son extranjeros y no conocen la lengua, están al tanto de la actualidad valenciana y saben dónde está la actividad en la ciudad. En julio se concentraban por la Alameda para acosar a los visitantes de la feria de atracciones y a los espectadores de los conciertos de verano celebrados en el jardín de Viveros.
Ayer, el numeroso grupo de gorrillas acampaba a sus anchas por el Paseo Marítimo sin esconderse. «A veces tienes que conducir con cuidado porque se echan literalmente en tu coche y si no frenas los atropellas. Es un verdadero problema», comentó otro conductor que circulaba a mediodía por la zona.
Desde primera hora de la mañana hasta el atardecer estuvieron custodiando su fortín y sin importarles la presencia policial.
Tras las denuncias realizadas en LAS PROVINCIAS se ha incrementado el número de efectivos que patrullan la zona. Cuando una pareja de agentes motorizados circula por el Paseo, estos individuos se hacen los despistados y se dispersan entre los ciudadanos que pasean. En cuanto desaparecen regresan de nuevo a la calzada y esperan en medio de la calle la llegada de los condutores.
1.700 efectivos
Ayer la presencia policial se podía comprobar a simple vista y en los próximos días se esperan que 1.700 efectivos regulen el tráfico y estén atentos a lo que ocurre en la calle. Junto a los policías, 1.150 miembros de seguridad privada regularán la entrada al circuito y el acceso a las gradas.
El tráfico rodado se cortará hoy en el entorno del circuito, pero el Paseo Marítimo seguirá siendo un lugar de paso obligado y goteo incesante de turistas, bañistas y amantes de la velocidad que acudirán a este punto para estacionar su vehículo privado con relativa facilidad.
Durante años, los agentes han impuesto multas a los gorrillas, pero de nada han servido porque se declaraban insolventes y nunca las pagaban. Es trabajo en valde y así lo reconocía el alcalde en funciones, Jorge Bellver, quien aseguraba que el principal problema no está al alcance de la mano del Ayuntamiento. «Si la legislación no cambia, poco podemos hacer porque de nada sirve crear una ordenanza reguladora contra los gorrillas», aseguraba Jorge Bellver.
La Fórmula 1 es ahora el reclamo de los aparacacoches, pero en cuanto finalice la competición se desplazarán a las zonas donde se concentre mayor número de ciudadanos. Una dinámica que se repite constantemente y ya se ha convertido en algo habitual y consentido por los ciudadanos.
La Policía insiste en que los únicos que pueden frenar esta situación son los propios vecinos, los que voluntariamente dan dinero a estas personas, aunque sea por miedo, pero el hecho es que no se puede detener a alguien por recibir dinero gratuitamente. «En otras ciudades no ocurre esto porque son los vecinos los que se han negado y han frenado de forma radical al presencia de los gorrillas», ha comentado en numerosas ocasiones el concejal de Policía, Miquel Domínguez.
Los propios agentes que patrullan por la zona reconocen que se sienten desbordados y que es complicado detenerlos porque en cuanto se aproximan se mezclan entre los ciudadanos. Además, no hay patrullas asignadas a controlar esta actividad ilegal.
Pero si en el Marítimo los aparcacoches actúan sin orden ni concierto, en el resto de las playas ordenan el tráfico en los aparcamientos ubicados en las entradas. Con gorra y monedero hacen ver a los conductores que son responsables del parking y los visitantes acaban dándoles algunas monedas.
Zonas sanitarias
Las zonas con más aparcacoches ilegales son las playas en verano y en invierno los entornos de las áreas comerciales y los centros sanitarios donde es muy habitual que se produzca un trasiego de vehículos y de conductores en busca de un lugar para aparcar urgentemente.
Hasta ahora la relación entre los gorrillas y los ciudadanos no era peligrosa, pero todo ha cambiado cuando los vecinos del barrio del Carmen han denunciado lo agresivos que son lo que mereodean por el barrio. También denunciaron el acoso al que se sienten sometidos y la escasa ayuda que tienen de la Policía Local. «Nos estamos planteando marcharnos del barrio. Han llegado hasta amenazar a mi familia y eso no lo podemos consentir. Esto está llegando a mayores», denunciaban los vecinos del barrio al periódico preocupados por la situación. Incluso, varios turistas han sido agredidos al no entender lo que le pedían los gorrillas.
La Federación que agrupa a las asociaciones de vecinos , sin embargo, es más prudente y mantiene que la mejor forma de acabar con el problema es «incluir a estas personas en un plan de integración porque la mayoría son drogodependientes.
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