martes, 25 de agosto de 2009

Varios individuos violan y dan una paliza a una vigilante de seguridad en Ciaño


La Policía cree que los agresores llevaban días siguiendo a la joven, que tuvo que ser ingresada en el Valle del Nalón
Los cuerpos de seguridad de la comarca del Nalón investigan el terrible suceso que tuvo lugar en la madrugada del sábado al domingo en el distrito langreano de Ciaño. Según las primeras indagaciones, un grupo de individuos violó y pegó una brutal paliza a una joven vigilante, encargada de custodiar las obras de construcción de lo que será una mediana superficie dedicada a la alimentación.
Las contusiones que presentaba la víctima fueron de tal consideración que tuvo que ser ingresada en el Hospital Valle del Nalón. Según ha podido saber EL COMERCIO, recibió golpes por todo el cuerpo cuando intentaba defenderse de la agresión sexual.
Los hechos tuvieron lugar en la madrugada del domingo, cuando la vigilante de seguridad inspeccionaba la zona en la que se desarrollan los trabajos del futuro centro comercial. Las primeras hipótesis apuntan a que fueron varios los agresores y a que actuaron con premeditación, puesto que, al parecer, llevaban días siguiendo a la joven para sorprenderla mientras realizaba su ronda nocturna en un lugar muy poco iluminado. En un principio, los cuerpos de seguridad pensaron que el suceso podría estar vinculado a un intento de robo en las instalaciones.
Sin embargo, la brutal paliza que recibió les llevó a descartar esa hipótesis, puesto que no se han encontrado indicios de que los agresores quisieran llevar a cabo robo alguno. Por el momento, sólo se cuenta con el testimonio de la joven. No obstante, los agentes que trabajan en este caso han pedido la colaboración vecinal.
Sin pistola
El suceso ha causado una gran conmoción en Ciaño. Los habitantes comentaban ayer que «no es normal que esto ocurra aquí». No obstante, apuntaron que la zona en la que se produjo la agresión «está muy poco iluminada y la chica no tenía ni pistola».
Asimismo, criticaron que, durante la noche, se sienten «muy desprotegidos, puesto que casi nunca pasan los coches de la Policía».

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