lunes, 31 de agosto de 2009

Las centrales receptoras criban el 98% de las señales que reciben sus operadores


El sector de la seguridad privada da trabajo en la región a más de 1.700 personas. En su mayoría son vigilantes de seguridad, pero en Extremadura también se ubica una central de recepción de alarmas. Pertenece a Secoex y filtra de forma permanente los avisos que emiten los sistemas de seguridad instalados en 6.000 empresas y domicilios diseminados por toda Extremadura, Andalucía, Castilla-La Mancha y Levante.
El búnquer desde el que se presta este servicio está en Badajoz y cuenta con medidas de seguridad extremas para evitar que un corte en el suministro eléctrico o en las líneas telefónicas dejé al descubierto a sus clientes. «Nosotros discriminamos en nuestra central el 98% de las señales de alarma que nos llegan: tan sólo el 2% se pone en conocimiento de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado», explica Rafael Rodríguez, director comercial de la empresa.
Esa enorme criba se lleva a cabo de acuerdo a un protocolo de actuación en el que resulta fundamental la colaboración del titular del sistema de alarma. En la mayor parte de los casos las alarmas se disparan porque el propietario olvida la clave o envía a trabajadores que desconocen el funcionamiento del sistema. «Las falsas alarmas suelen registrarse a la hora de apertura o de cierre de los establecimientos coincidiendo con la conexión y la desconexión de los sistemas», aclara Rodríguez.
Cámaras
Más sencilla resulta la comprobación cuando el abonado cuenta con cámaras de videovigilancia conectadas a la central receptora de alarmas. En esos casos basta con que el personal de control visualice las imágenes y determine si existen intrusos.
Esta tarea de control visual se lleva a cabo desde las instalaciones de la empresa de seguridad, que dispone de monitores conectados en tiempo real con las cámaras de seguridad de decenas de negocios.
Algunas firmas también contratan el sistema de acuda, por lo que tienen a su disposición un vigilante de seguridad que se desplaza a sus instalaciones para constatar si el aviso que emite la alarma es auténtico o se trata de una falsa emergencia. «En Extremadura no hay muchos contratos con servicio de acuda», reconoce Rafael Rodríguez.
Todas esas precauciones intentan garantizar la seguridad en propiedades de todo tipo, pero los expertos en seguridad reconocen que las bandas de delincuentes siguen buscando fórmulas para eludir los controles. «Nosotros siempre vamos detrás de ellos, pero sí es cierto que cada vez les resulta más difícil saltarse las barreras que les ponemos».
Aún así, la Policía reconoce que las alarmas son el mejor medio para asegurar las propiedades y cree que su extensión será imparable. «Nosotros tenemos la fortuna de vivir en una región muy segura, pero en otras comunidades autónomas el miedo a ser asaltado es mucho mayor», el director comercial de Secoex.
Ese temor hace que cada vez más empresarios y particulares demanden la instalación de alarmas y circuitos de cámaras, un incremento que conllevará también el aumento de las falsas alarmas y el consiguiente empleo de recursos policiales.
Desde la Jefatura Superior de Policía se insiste en la necesidad de que las empresas continúen perfeccionando las instalaciones. También se recuerda que las sanciones existen y que la reiteración de falsas alarmas puede salir cara.
Mientras, las empresas de seguridad hacen lo que pueden, pero se sienten acorraladas ante la presión sancionadora: si dan falsos avisos, pueden ser castigadas; y si no avisan a la Policía pero sí se produce el robo, también tienen sanción.

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