sábado, 15 de octubre de 2011

Insultos y otra ocupación en el bloque desalojado


Las familias que no han encontrado aún casa piden “vivir dignamente”.
Las 52 familias que ocupaban el edificio de Detinsa de la calle Benito Pérez Galdós se marcharon pacíficamente antes de la llegada de decenas de antidisturbios en la mañana del pasado día 5. Mientras que algunos continúan viviendo en furgonetas, se alojan ahora con familiares o han encontrado una nueva vivienda, una minoría se resiste a irse del bloque. Una familia, que fue nuevamente desalojada el pasado fin de semana, volvió a ocupar uno de los bajos, pese a que el edificio se encuentra ya tapiado a cal y canto. Los que no han encontrado aún un lugar donde dormir continúan pidiendo una casa en la que “vivir dignamente”.    

Fueron desalojados el pasado día 5. Esa misma mañana la empresa Detinsa, propietaria del bloque, comenzó a tapiar las puertas y ventanas del edificio de Espartales Sur, que llevaba ocupado al completo más de un año y medio. Y esa misma noche, después de que decenas de antidisturbios comprobaran casa por casa que habían atendido a la orden de desalojo y que todas las viviendas se encontraban abandonadas, varios de los antiguos inquilinos volvieron al bloque y protagonizaron un altercado que quedó en insultos con los vigilantes de seguridad que lo custodiaban.  

Las tapias se levantaron y los vigilantes se marcharon. Pero algunos de los antiguos ocupas regresaron al bloque dos días más tarde. Una de las viviendas situadas en la planta baja fue ocupada el pasado viernes por una familia, que fue desalojada nuevamente el fin de semana. 

Algunos de los antiguos ocupantes también buscaron en los bloques cercanos otras viviendas vacías en las que asentarse. “Estuvieron por aquí, mirando desde fuera. Una vecina y yo estuvimos pendientes de que no entrara nadie, porque en mi bloque había una".

Una nueva casa. “Estamos destrozados, buscando una vivienda, ya no sé dónde ir para que me ayuden a alquilar una casa donde vivir dignamente”, dice María Teresa, una de las antiguas ocupantes del bloque de la calle Benito Pérez Galdós. No todos han encontrado ya dónde dormir. Algunos de los desalojados siguen viviendo ahora en furgonetas o en casa de algún familiar. Mientras que algunos de sus vecinos han intentado nuevamente la ocupación, Teresa dice que les resulta casi imposible acceder a un piso legalmente. “Te levantas llorando y pensando dónde vas a ir. He solicitado una casa del IVIMA, pero sé que tengo una posibilidad entre mil”. 

Fuente: diariodealcala.es

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