viernes, 21 de agosto de 2009

800 jornaleros bloquean el AVE y toman la sede central de Cajasur durante horas


Lo de menos era casi su reivindicación, bien conocida por todos: dignidad para el campo andaluz, aumento de las ayudas y desprecio, por insuficientes, de los 420 euros propuestos por el Gobierno para los desempleados que hayan agotado todas las prestaciones.
Lo más importante, al menos para los cordobeses, era lo que los 800 jornaleros convocados por el Sindicato de Obreros del Campo (SOC) y el Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT) y llegados de toda Andalucía hicieron en la ciudad durante la mañana y el mediodía de ayer: cortar las vías del AVE, provocar retrasos en ocho trenes y tomar al asalto y la sede de Cajasur en Gran Capitán, donde estuvieron casi dos horas.
Objetivo desconocido
La protesta, cuyos detalles no conocían ni siquiera los participantes en el momento en que subieron a los autobuses que les traían a Córdoba, fue tan rápida como pacífica. Hacia las once de la mañana desembarcaron en la estación de ferrocarril y se dirigieron hacia los andenes de los trenes de alta de velocidad y de larga distancia para ocupar las vías y bloquear el tránsito de este medio de transporte. Al frente, casi una docena de alcaldes y concejales, casi todos de Izquierda Unida.
Comenzaba allí una larga jornada de consignas, reivindicaciones y protestas contra la situación que a su juicio vive el campo andaluz. Aunque no faltaron gritos contra los dos principales sindicatos -«¿Dónde están? no se ven, Comisiones y UGT»- la principal protesta iba contra el Gobierno central y, en concreto, hacia la ayuda propuesta por el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero de dar 421 euros a los desempleados que no reciban ninguna ayuda.
El alcalde de Marinaleda y dirigente del Sindicato de Obreros del Campo, Juan Manuel Sánchez Gordillo, explicó que el objeto de la reivindicación era pedir que el subsidio de desempleo pasara de seis a diez meses, garantizar talleres de empleo en toda Andalucía y quitar el mínimo de 35 peonadas. Esto era algo que habían trasladado a la Junta de Andalucía y que el Gobierno autonómico se había comprometido a estudiar, pero sin hacerlo.
Sánchez Gordillo cargó contra los 420 euros: «Es una tomadura de pelo, porque afecta al mundo rural, que además tiene que soportar a los jornaleros en paro, a los albañiles que han vuelto al campo y a los inmigrantes».
La manifestación no tenía autorización de la Subdelegación del Gobierno y aunque los participantes eran conscientes del prejuicio que causaría su acción a los viajeros, su actitud era ambivalente.
Así, Diego Cañamero, también dirigente del SOC, pidió perdón a los afectados, pero recordó que «también se cortan las carreteras por el Rocío y molesta la Semana Santa y no pasa nada».
Mientras tanto, arriba, en la estación, los viajeros aguardaban con impaciencia a que hubiera noticias de los trenes, que llegaron a alcanzar una hora de retraso. Poco después de las 12.30, los jornaleros dejaron libres las vías y abandonaron la estación. Su protesta, imprevisible incluso para los mismo participantes, los llevó después por la avenida de América, Gran Capitán y Ronda de los Tejares, una calle que tuvo que cortar la Policía para que pasaran.
Allí fue donde escenificaron la ocupación del centro financiero de Córdoba, encarnada en la sede de Cajasur en Gran Capitán. Los 800 manifestantes tomaron literalmente la amplia oficina en toda su extensión, no sin tener un violento forcejeo con el vigilante de seguridad, que intentaba impedirles la entrada. Allí se repitieron las consignas y se decidió que permanecerían hasta las tres de la tarde, entre el estupor de los trabajadores de Cajasur, que pasaron del miedo a la resignación.
A esa hora, nuevos mítines, esta vez a cargo de los numerosos alcaldes que habían participado en la protesta, y abandono pacífico. La Policía Nacional controló a los manifestantes en todo momento y lo hizo con efectivos llegados de otros puntos de Andalucía.

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