PÉREZ GIL Los dos jóvenes magrebíes que han entrado en el país tras permanecer ocultos 24 horas en los bajos de un autobús procedente de Marruecos fueron descubiertos al mediodía del martes por el gestor de la estación de servicio Santa Eulalia de Sax y el guardia jurado de un camión que transportaba material explosivo.
El vigilante viajaba con otro compañero, ambos armados y uniformados, y también se detuvo en la gasolinera Cepsa para repostar al igual que el conductor del autobús donde los inmigrantes ilegales se habían camuflado en un hueco de la caja de cambios, a 30 centímetros del suelo. "Los vimos bajarse del autocar grasientos, llenos de carbonilla, y fue el vigilante quien les dio el alto cuando estaban cambiándose de ropa detrás de unos matorrales", explicó a este diario Cristóbal Ruiz, el gestor de la estación de servicio.
Entonces comenzaron a correr. Uno por el arcén de la autovía de Alicante-Madrid en dirección Villena y el otro, "que por cierto se dio un buen golpe contra la valla", campo a través hacia la cercana sierra de Peña Rubia. "El guardia jurado no pudo seguirlos y llamó por teléfono a la Guardia Civil", relata el trabajador. Minutos después los agentes lograban detener a uno de ellos en un dispositivo en el que también colaboró la Policía Local de Sax.
El otro se ocultó entre los olivares de la zona y por la tarde regresó a la gasolinera para beber agua de la manguera. "Mi compañera le preguntó si necesitaba algo pero no respondió y volvió a huir corriendo y con miedo", añadió Cristóbal Ruiz.
El autobús con el que entraron ilegalmente a España pertenece al grupo Eurolines, para una o dos veces a la semana en la misma gasolinera y sus ocupantes eran personas mayores que se dirigían a Cataluña. Sobre este asunto la subdelegada del Gobierno dijo ayer que lo ocurrido "es una cuestión excepcional y circunstancial pero lamentamos que la gente tenga que venir jugándose la vida en busca de un futuro mejor". Anoche el fugado seguía sin aparecer.
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