Disparos misteriosos. Un cuarto de siglo ha transcurrido ya desde aquel viernes, 16 de noviembre de 1984, en el que el diario riojano nos informaba sobre algunos sucesos que no parecían tener explicación aparente. Como lo acaecido en la urbanización 'Las Acedas' en Lardero, donde algunos vecinos despertaron sobresaltados al escuchar disparos en plena noche. El vigilante de servicio había declarado que alguien había disparado contra él, aunque existían numerosas dudas sobre si su versión era cierta o si había sido el propio agente de seguridad quien se había liado a tiros. Lo más sorprendente del caso era que la empresa de seguridad no había avisado inmediatamente al cuartelillo de la Guardia Civil en Villamediana al producirse el incidente, como marcaba la Ley, pues la autoridad había tenido conocimiento del caso a través de la llamada efectuada por el diario para recabar información.
Además cuando la empresa se personó en las dependencias policiales, horas después de lo sucedido, mantuvo una versión muy diferente de la que tenía el periódico, sosteniendo que no habían visitado ningún chalet de la urbanización. Contradecían estas declaraciones, los testimonios de algunos vecinos al diario, asegurando que representantes de la empresa de seguridad habían llamado a su puerta para preguntarles «si estaban amenazados de muerte» o si «vivían muchos políticos» en la zona residencial, cuestiones que, como no podía ser de otra manera, habían causado gran inquietud entre los residentes. Por el momento, todo lo ocurrido quedaba envuelto en el misterio a la espera de que la investigación policial arrojara alguna luz que pudiera explicar tan extraño acontecimiento. Eso sí, lo único que quedaba diáfano como el agua más cristalina era que la empresa de seguridad había incumplido la Ley al no denunciar de inmediato lo sucedido.
El Apocalipsis ya está aquí. Con su habitual sentido para la ironía, contaba Berceo en su columna el final de las jornadas sobre medio ambiente que habían tenido lugar en el Ayuntamiento de Logroño y que seguramente habían sembrado el desasosiego y el temor entre unos participantes, que tuvieron que escuchar aterrados como la hecatombe ecológica planeaba sobre nuestras cabezas sin que pudiéramos albergar esperanza alguna para la salvación. Afortunadamente, los escalofríos no dejaban de ser estacionales, como los de una gripe otoñal o un catarro de primavera hasta la próxima mesa redonda.
Timo frustrado. Una pareja de la policía municipal había frustrado el intento de dos delincuentes de estafar a una presunta víctima mediante el conocido timo de la estampita. Uno de los truhanes había sido arrestado con sus carteras llenas de recortes de periódico, mientras el otro había conseguido huir aprovechando la confusión creada con la salida de los alumnos de los Hermanos Maristas. Lo único verdaderamente sorprendente de la noticia en cuestión es que aún en 1984 hubiera quien no conociera el famoso timo de la estampita.
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