Solar de 11.000 metros cuadrados en las afueras de San Sebastián busca destino. Un año y medio después del desalojo de una treintena de ciudadanos del Este que habían ocupado el antiguo Instituto Politécnico del barrio de Martutene, el recinto aún conserva la inmundicia que dejó a su paso esta comunidad y nadie parece tener intención de pasar por allí para limpiarlo y para definir sus nuevos usos.
El futuro del solar que originalmente ocupó un colegio de Agustinos es una de las patatas calientes que ha heredado el Departamento vasco de Educación ahora dirigido por Isabel Celaá de sus predecesores, Tontxu Campos y Anjeles Iztueta. El equipo entrante de momento no parece tener entre sus prioridades la recuperación de este recinto, mucho menos en un momento de crisis en el que las habas para nuevos proyectos están contadas.
Esta situación de stand by, no obstante, no sale precisamente gratis. Sin destino definido tras seis años en desuso y después de muchos debates y propuestas sobre su posible recuperación, el edificio y el solar en el que se asienta este antiguo centro de Formación Profesional se han convertido en un agujero negro que absorberá en 2010 un total de 202.400 euros en seguridad, según lo consignado en el proyecto de Presupuestos del Gobierno vasco. Se calcula que la rehabilitación del centro podría costar unos 6 millones de euros.
Tres vigilantes se turnan desde mediados de 2008 para evitar que el recinto vuelva a ser ocupado por rumanos, que ya se han asentado en el inmueble en dos ocasiones, generando un importante problema de convivencia en Martutene por los hurtos y robos que se producían, unidos a la suciedad que generaban. Al principio, los vigilantes que custodian el edificio lo controlaban desde su coche. Desde hace poco cuentan con una cabina de obra y un baño portátil que confirman que la cosa va para largo.
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