jueves, 14 de mayo de 2009

Los salarios deben seguir mejorando para incentivar el consumo y reactivar la economía y el empleo


La tasa negativa de la inflación no anuncia deflación

Pese a la moderación de la inflación hasta mínimos históricos (la tasa anual se sitúa en el -0,2%) no se puede hablar de deflación, porque ésta sólo se produciría si la inflación subyacente fuera negativa en sucesivas ocasiones, y actualmente se sitúa en el 1,3%. El descenso de los precios se debe, sobre todo, a la caída del consumo propiciada por la actual situación económica y del empleo. Para superar esta situación UGT defiende una política de garantía y mejora de los salarios, como está sucediendo en el marco de la negociación colectiva, donde se están pactado incrementos salariales por encima del 2%. El sindicato demanda, además, que se garantice el flujo de crédito a las familias, empresas y autónomos, que se afronte con urgencia el necesario cambio de nuestro modelo de crecimiento económico y que se amplíe nuestro sistema de protección social.

Según los datos publicados hoy por el Instituto Nacional de Estadística, la variación interanual del IPC del mes de abril se ha situado en el -0,2%, una décimas menos que el mes pasado, con lo que ya van nueve meses de descenso consecutivo del nivel de precios en nuestro país. Es el segundo registro negativo de la tasa anual del IPC en nuestro país. En cambio, la variación de la tasa intermensual del IPC se ha situado en el 1,0%, ocho décimas por encima de la tasa registrada en el mes anterior.


Entre los productos que más han influido en la disminución del IPC interanual se encuentra el grupo de Vivienda, con una tasa anual de 1,6%, dos puntos por debajo de la tasa del mes de marzo (debido a la bajada del precio del gas frente al incremento registrado en el mes de abril de 2008, lo que sitúa su tasa anual en el -10,8%). Le sigue el grupo de Alimentos y bebidas no alcohólicas, con una tasa anual del -0,1%, siete décimas menos que el mes anterior; destaca el hecho de que es la primera vez que este grupo registra una tasa anual negativa desde el mes de noviembre de 1997; las parcelas que más han influido en su variación han sido la carne de ave, las frutas frescas y los aceites.

Respecto a la tasa de variación mensual del IPC, el grupo que ha tenido una repercusión positiva más relevante en el índice general ha sido el de Vestido y Calzado, con una tasa mensual del 9,4%, que recoge el comportamiento de los precios en el inicio de la temporada primavera-verano. Otros grupos con repercusión positiva en la evolución de esta tasa son el de Transportes, debido a la subida de los precios de carburantes y lubricantes, y el grupo de Ocio y cultura, debido al incremento de los precios de los viajes organizados por la celebración de la Semana Santa, ambos con una tasa del 1,4%. Por contra, el grupo que ha tenido una mayor repercusión mensual negativa en el mes de abril ha sido Vivienda, con una tasa del -1,4%, debido a la reducción de los precios del gas y el gasóleo para calefacción.

La inflación subyacente, que mide la variación de precios descontando los alimentos no elaborados y los productos energéticos, mantiene su tasa en el 1,3%, situando su diferencia con respecto al IPC general en un punto y medio.

Por su parte, y según datos de Eurostat del pasado 30 de abril, la inflación anual de la Euro Zona se estima en el 0,6%, lo que situaría su evolución en la misma tasa anual.

Según el avance de Eurostat, el diferencial con la Euro Zona, ya negativo desde diciembre de 2008, se reduce ligeramente hasta los -0,4 puntos porcentuales. Esta evolución no se traduce en una mejora de la competitividad de la economía española, sino al efecto que genera en los precios el componente de productos energéticos, dada la mayor repercusión del precio del petróleo en el precio final. En cambio, el diferencial de la inflación subyacente sigue siendo positivo.

CONCLUSIONES

Los datos recientes constatan una moderación de la inflación hasta mínimos históricos, que han despertado en muchos el fantasma de la deflación. Pero, ante la caída de los precios del petróleo y determinadas materias primas, no hay que confundir deflación con la desinflación (situación caracterizada por una disminución del ritmo de crecimiento de los precios, como resultado de cambios en la oferta y demanda de los productos o servicios o de la política monetaria a través de sus decisiones sobre los tipos de interés).

Lo que realmente indicaría que la economía entra en deflación sería la constatación de sucesivas observaciones negativas de la inflación subyacente; y de momento no es así, dado que la variación anual de esta tasa se sitúa en el 1,3% (al igual que el mes pasado) y su variación respecto al mes anterior es positiva, y alcanza el 1,2%.

Conviene no olvidar que la evolución del barril de Brent desde los 147 dólares en julio de 2007, descendido hasta los 110,43 dólares en abril 2008, el doble que este mes de mayo 2009: 51,41 dólares. Y una vez constatada la relación del índice general con los precios energéticos, es obvio que existe un efecto base de estos últimos que está generando una fuerte caída del IPC, como consecuencia del reajuste de los precios energéticos, y que previsiblemente durará hasta los meses de octubre o noviembre, momento en los que los precios del crudo llevarán un año “estabilizados”.

Hay que destacar que el descenso de la tasa de inflación en nuestro país se debe básicamente a la caída generalizada del consumo, como consecuencia de la actual situación de la actividad económica y del empleo. Ante esta situación, UGT defiende una política de garantía y mejora del poder adquisitivo de los salarios, con el fin de estimular la demanda, y lograr la tan ansiada recuperación de la economía y el empleo.

Los datos del Avance de la Negociación Colectiva correspondientes al mes de abril de 2009, muestran que se han firmado un total de 3.039 convenios para este año, que afectan a 6.774.281 trabajadores, y lo que es más relevante es que, según estos convenios, se ha pactado una media de incremento salarial del 2,66%, asegurando además que del total de trabajadores con convenio cerrado, el 76,30% están cubiertos por una cláusula de garantía salarial. Además, los nuevos convenios firmados cuentan con un incremento salarial pactado medio del 2,05%. En el ámbito de la empresa, la subida es equivalente al 2,34%, mientras que en el ámbito sectorial las retribuciones cuentan con un incremento medio de 1,95%.

Es decir, la negociación colectiva en nuestro país avanza a buen ritmo, si bien podría mejorar si las patronales CEOE y CEPYME no mantuvieran su falta de compromiso, y se pudiera mejorar tanto el ritmo de la negociación como los acuerdos en el resto de contenidos incluidos en los convenios colectivos.

Por último, ante el hecho cierto de que el sector financiero sigue sin transmitir la liquidez necesaria a los agentes económicos, cuestión clave para la recuperación económica y para recobrar la confianza en el sistema, la decisión del BCE de inyectar más liquidez en el sistema a menor precio, a través de la rebaja de los tipos hasta el 1%, un nuevo mínimo histórico en el precio del dinero, la disposición de 60.000 millones para la compra de activos (en España, cédulas hipotecarias) y la extensión de hasta doce meses del plazo de refinanciación a los bancos comerciales, aunque tardía, es una buena noticia, siempre y cuando redunde en un mejor acceso a la financiación para las familias y empresas.

UGT hace tiempo que venía demandando al BCE mayores rebajas en los tipos de interés de referencia como medida imprescindible para hacer frente a los efectos catastróficos de la recesión económica. Pero el abaratamiento del precio del dinero y la inundación de liquidez, a pesar de ser una condición necesaria, no es suficiente. El problema sigue siendo la contracción del crédito por parte de los intermediarios financieros a familias y empresas.

Para UGT es prioritario reactivar la economía y el consumo a través de la protección del poder adquisitivo de los salarios, de tal forma que se evite una mayor destrucción de empleo, pero también es necesario garantizar el flujo de crédito a las familias, empresas y autónomos. Además, urgente intervenir para transformar el modelo productivo que ha seguido la economía española hasta la fecha y que es responsable, en gran medida, de la situación por la que atravesamos: debemos apostar por una base industrial sólida que invierta en I+D+i, por mejorar el sistema educativo y por vincularlo más y mejor al sistema productivo, además de consolidar y ampliar nuestro sistema de protección social.

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