jueves, 28 de mayo de 2009

El fiscal solicita más de 21 años de prisión para los dos acusados de matar a un vigilante del polígono de Mos


Entre el 9 y el 12 de junio los dos supuestos asesinos de un vigilante de seguridad del polígono industrial de Mos tendrán que sentarse en el banquillo de los acusados de la Audiencia de Pontevedra. Será un jurado popular el que determine la culpabilidad o no de Manuel dos Anjos Machado y de Roi Caride Ballesteros, para quien el fiscal solicita diecisiete años y medio de prisión por asesinato y otros cuatro por robo con violencia.
Los hechos que se les imputan a los encausados se remontan a la mañana del 15 de agosto del 2007, cuando ambos jóvenes se dirigieron en un vehículo sustraído a la explanada existente en el polígono de O Rebullón. El fiscal sostiene que, una vez allí, ambos se percataron de la presencia de un segundo vehículo ocupado por un guardia de seguridad de la empresa Servimax.
Todo parece indicar que fue entonces cuando, «de común acuerdo y con el ánimo de obtener un beneficio ilícito, deciden ''ir a darle un palo''». La acusación pública sostiene que Roi le pasó a su compañero una carabina del calibre 22, arma con la que Manuel dos Anjos se dirigió hacia la víctima.
El relato de hechos añade que, al aproximarse a Xosé Álvarez Nión, el guarda de seguridad, Manuel le apuntó a la cabeza. Al mismo tiempo y «asumiendo que el arma podría ser utilizada por Manuel, Roi se colocó delante del vehículo para impedir que la víctima pudiera escapar con el coche».
Este último, nada más percatarse de que lo estaban encañonando, intentó infructuosamente arrancar el motor del Renault Mégane. Su acción tuvo como respuesta un primer disparo, que lo alcanzó en la cabeza.
El fiscal mantiene que los procesados comprobaron que el vigilante seguía con vida: se movía y murmuraba en voz baja.
Al parecer, Roi se dirigió a su compañero con un «acaba con él, acaba con él». Y Manuel actuó. Siempre según el escrito del ministerio público, este segundo encausado rompió la ventanilla del coche con un objeto contundente para, sin perder ni un instante, colocarle el cañón de la carabina en la garganta de la víctima y apretar por segunda vez el gatillo. Fue un disparo a bocajarro, sentencia el representante de la Fiscalía de Pontevedra.
Tras consumar el crimen, los autores supuestamente abrieron el coche y se apoderaron del móvil del fallecido, con el que llegaron a realizar llamadas.
Pese a que los encausados eran, en el momento de los hechos, consumidores habituales de sustancias estupefacientes, el ministerio público mantiene la tesis de que las drogas no les afectaban al nivel volitivo o intelectual en el instante en el que se produjo el crimen. Además, subraya que ambos «eran conocedores de que el guarda de seguridad estaba desarmado».
Causas abiertas
Todo parece apuntar a que el arma del crimen podría haber sido sustraída por Manuel dos Anjos a su tío, un hecho por el que se siguen otras diligencias.
No es esta la única causa abierta vinculada a los acusados. En este sentido, el fiscal pontevedrés alude a que un juzgado vigués tiene abiertas unas diligencias previas contra ambos sospechosos por los delitos de robo en casa habitada y tenencia ilícita de armas, así como también está pendiente la causa referida al vehículo robado con el que, presuntamente, se desplazaron al polígono de Mos.

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