sábado, 30 de mayo de 2009

«Cualquiera puede entrar en el centro, y el director suele estar desaparecido»


Hace unas semanas, familiares de un menor residente en Iregua, agredieron a una educadora. Éstos entraron sin problemas por la puerta principal. ¿Cómo? «Se abre desde dentro con un simple botón que nadie vigila y, simplemente, fue el menor el que lo pulsó; no hay ni cámaras, no sabes quién entra hasta que está dentro».
Para evitar esto, los sindicatos plantearon ayer en el Comité de Seguridad la necesidad de un nuevo sistema de acceso, y también de contratar vigilantes «que controlen quién entra y quién sale». La Administración, según éstos, respondió que ya trabaja en la instalación de un nuevo sistema, con videoportero. A poner vigilantes se negó, porque «es un centro de menores, no una cárcel».
También se trató la labor del director del centro desde 2004, Carlos Ávila. Los sindicatos le hacen «culpable en buena parte del caos actual» y piden su sustitución. Argumentan que «suele desaparecer y nunca se sabe dónde está ni hay forma de contactar con él; su labor la acaba haciendo algún auxiliar». También pidieron que se contrate a alguien para el puesto de Responsable de Residencia, una plaza creada hace años como 'número dos' de la dirección, que «resolvería el anterior problema, pero nunca ha sido ocupada».

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