domingo, 16 de enero de 2011

Puig nombra asesor al jefe de Mossos destituido tras una dura carga policial

Rafael Olmos estuvo a un paso de ganar una plaza que investiga Antifraude


Felip Puig prometió acabar con el legado de Joan Saura en el Departamento de Interior, pero van pasando los días y no solo no revoca las decisiones más visibles de aquel mandato, sino que ya ha confirmado a dos cargos de confianza de su antecesor. El Diari Oficial de la Generalitat publicó ayer que Rafael Olmos, el director de los Mossos d'Esquadra destituido en marzo de 2009 tras una dura carga policial, quedaba ratificado como personal eventual del Departamento de Interior. Concretamente como "asesor del consejero en proyectos transversales".
Los cargos de confianza son personal eventual que cesan automáticamente cuando cesa en el cargo quien los nombró -en este caso Joan Saura-, salvo que les ratifique su sucesor, que es lo que ha ocurrido ahora, en una decisión sin precedentes en ningún otro departamento de la Generalitat.
El mantenimiento de Olmos en el cargo se suma al de Joan Delort, el camaleónico secretario de Seguridad con Saura que ya ocupó cargos con consejeros de CiU (Xavier Pomès y Núria de Gispert) y PSC (Montserrat Tura) y ahora es asesor personal de Puig. "El tiempo que se considere oportuno", dijo el consejero hace días. Fuentes policiales cuantifican ese tiempo en lo que tarde Delort en ultimar su salida a la empresa privada como asesor en temas de seguridad, pese a que es funcionario de la Generalitat con el máximo nivel.
Olmos fue destituido como director de los Mossos d'Esquadra tras una dura carga de los antidisturbios en una manifestación de estudiantes contrarios al proceso de Bolonia que se saldó con un centenar de heridos. Se acababa de esa forma el escudo protector de Delort en el que se había convertido el jefe de la policía desde su nombramiento, en enero de 2007. Pese a la destitución, Olmos siguió cobrando como asesor de Saura y al mes fue recolocado como asesor en el Instituto de Seguridad Pública de Mollet del Vallès, donde se forman los mossos y los policías locales.
Al poco tiempo, Delort pensó en agradecerle los servicios prestados y, ante el previsible cambio de Gobierno en la Generalitat, Interior promovió una plaza de nueva creación -técnico facultativo de seguridad viaria- cuyos requisitos, tareas y hasta el temario que entró en el examen, se ajustaban como anillo al dedo al perfil de Olmos. Esa plaza, además, no figuraba en la relación de puestos de trabajo publicada en abril de 2008, sino que se añadió en abril de 2010.
El caso llegó a la Oficina Antifraude, que tras una investigación del tema forzó a Interior en octubre de 2010 a paralizar el proceso ante los indicios de que hubiera existido un posible trato de favor. Se da la circunstancia, además, de que algunas de las personas que formaron parte del tribunal que examinó a Olmos fueron sus subordinados antes de ser destituido como director de los Mossos.
Olmos se quedó compuesto y sin plaza, pese a que solo le quedaba superar el trámite de la entrevista personal. Desde entonces, Antifraude ha continuado con la investigación ante la constatación de indicios de "graves irregularidades", tomando declaración a varios funcionarios y reclamando de Interior que identifique a los responsables de las 25 preguntas del test que contestaron Olmos y el resto de aspirantes, así como la persona que hizo el encargo para que se redactaran las preguntas.
La investigación está punto de concluir y todo apunta a que la decisión final de Antifraude será la de sugerir a Interior que anule todo el proceso.

Un poder dentro del poder

Pasan los años y los consejeros, pero hay cosas que permanecen. Una de ellas es el reducto de mandos de los Mossos d'Esquadra agrupados en torno a Joan Delort, el Fouché de la policía autonómica, quien, del mismo modo que aquel, ejerció el poder en la revolución francesa y el imperio napoleónico. Él ha sobrevivido a CiU, PSC e ICV.
Dotado de artes de oratoria y seducción en las que han caído jueces, políticos y otros profesionales, Delort ha sido durante cuatro años el verdadero jefe de los Mossos d'Esquadra y ha gobernado el cuerpo a su antojo, pues bajo su mando ha estado también la unidad de asuntos internos. Fue él quien se reveló contra la instalación de cámaras en las comisarías, contra la difusión de las cintas que revelaban malos tratos en Les Corts y contra el código ético de la policía. Perdió esas batallas, pero ganó otras contra profesionales insumisos a sus dictados.

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