Más de un centenar de trabajadores, familiares y exempleados se concentran ante la entrada del emblemático hotel
El establecimiento cierra sus puertas a las doce de la mañana tras abandonar el recinto los 23 últimos clientes
. L. GARCÍA LLAGÜES VALENCIA Bajó el triste manto de un firmamento de tonos grises y con una humedad que calaba los huesos, los ochenta trabajadores de la actual plantilla del Sidi Saler se concentraron ayer a las doce del mediodía para mostrar su rechazo al cierre del emblemático hotel, precipitado durante la última semana.
El centro hotelero echó la persiana de forma "oficial", tras dejar las instalaciones los últimos 23 clientes que apostaron por pernoctar en el cinco estrellas lujo durante la noche del sábado. Mientras los empleados mostraban su desacuerdo con la marcha de los acontecimientos, los usuarios apuraron la hora límite para abandonar las habitaciones, quizá conscientes de que no podrán volver en algún tiempo.
Acompañados por familiares y excompañeros, los trabajadores -que fueron congregados a través de las redes sociales- mostraron su malestar por el cierre. "Me han quitado más que un trabajo, ésta es mi familia" o "nos sentimos completamente engañados por los propietarios, lo tenían todo previsto" son algunas de las declaraciones de los ya exempleados. Las quejas eran uniformes, así como la seriedad de los semblantes, preocupados ante un incierto futuro económico.
El empresario de origen alemán Manfred Steir era el centro de todas las críticas. Fuentes del comité de empresa confirmaron que el próximo viernes 21 de enero han sido emplazados a una reunión en la sede central de la firma hotelera para tratar de acelerar los trámites del Expediente de Regulación de Empleo (ERE) que vertebrará las compensaciones económicas a recibir, "son conscientes de que nuestra firma acelera cualquier tipo de movimiento. Ahora tenemos que ver lo que nos plantean".
Sin embargo, en el fondo de la cuestión planean las palabras pronunciadas por los propietarios en recientes reuniones: "no tenemos dinero para pagar a nadie". Una postura que bien podría acabar en los tribunales. Sin embargo, tal como ha pasado durante toda la semana, los titulares del Sidi Saler declinaron explicar su versión de los hechos. Ningún portavoz salió a dar la cara.
Pancartas
"Quiebra provocada", "Próxima apertura del psiquiátrico El lladre feliz", "Manfred Stier: despido gratuito", "A la calle sin un duro", "reforma laboral. S. O. S", "Vaya engaño", "Próxima apertura sin estos empleados", "Liechtenstein Lubliniec, subvenciones, compra acciones"... son algunas de las leyendas de las cerca de veinte pancartas que portaban empleados y familiares ante la entrada principal del hotel. Llantos y abrazos fueron protagonistas en el último día del Sidi Saler.
La movilización también contó con la aparición de visitantes inesperados y ajenos a lo ocurrido: grupos de ciclistas, vecinos, paseantes... que se vieron atraídos por los más de cinco minutos de lamento sonoro, realizado a través de bocinas y pitos de plástico. Algunos no tuvieron dudas a la hora de unirse a la marcha.
Dado el protagonismo mediático adquirido por el caso durante la última semana y las consecuencias que tendrá sobre las economías de 80 familias, una patrulla de la Guardia Civil se desplazó hasta el lugar de la protesta, con la intención de prevenir que los ánimos se caldearan. Tras permanecer en la zona durante los momentos más airados de la protesta, y evaluar que no había peligro alguno, abandonar las inmediaciones del recinto hotelero.
Servicio de seguridad
A su vez, los propietarios de la firma hotelera contrataron los servicios de dos compañías de seguridad, con personal uniformado y de paisano. Ninguno de los más de cien manifestantes mostró una actitud agresiva, incluso cuestionaron la presencia de los vigilantes, "¿Qué piensa?, ¿Que vamos a romper algo?... el Sidi Saler es como nuestra casa".
Hoy, por desgracia, ya no podrán volver a las instalaciones.
De las peticiones de Tina Turner al robo de televisores
Una de las pruebas que atestigua la importancia del Sidi Saler en el panorama turístico de Valencia es la gran cantidad de celebridades que ha descansado en sus habitaciones durante 35 años. Jesus Planells, primer conserje del recinto y quizá la persona con mayor autoridad para tratar el tema, apuntó que "yo abrí el hotel el 10 de agosto de 1975". Confirmó que anécdotas "hay miles" y no dudó a la hora de poner dos nombres sobre la mesa: Tina Turner y Sting. Sobre la cantante norteamericana expuso que "su llegada fue toda una odisea. Nos pidió un piano de cola que tuvimos que subir en grúa desde la ventana. Le trajimos expresamente 12 botellas de Perrier desde Barcelona y solamente se tomó una". El líder de Police no dudó a la hora de cancelar un concierto por problemas de garganta y "se pasó todo el día en la piscina". Por último, comentó que "la cuadrilla de un conocido dúo de flamenco-pop se llevó los televisores".
El centro hotelero echó la persiana de forma "oficial", tras dejar las instalaciones los últimos 23 clientes que apostaron por pernoctar en el cinco estrellas lujo durante la noche del sábado. Mientras los empleados mostraban su desacuerdo con la marcha de los acontecimientos, los usuarios apuraron la hora límite para abandonar las habitaciones, quizá conscientes de que no podrán volver en algún tiempo.
Acompañados por familiares y excompañeros, los trabajadores -que fueron congregados a través de las redes sociales- mostraron su malestar por el cierre. "Me han quitado más que un trabajo, ésta es mi familia" o "nos sentimos completamente engañados por los propietarios, lo tenían todo previsto" son algunas de las declaraciones de los ya exempleados. Las quejas eran uniformes, así como la seriedad de los semblantes, preocupados ante un incierto futuro económico.
El empresario de origen alemán Manfred Steir era el centro de todas las críticas. Fuentes del comité de empresa confirmaron que el próximo viernes 21 de enero han sido emplazados a una reunión en la sede central de la firma hotelera para tratar de acelerar los trámites del Expediente de Regulación de Empleo (ERE) que vertebrará las compensaciones económicas a recibir, "son conscientes de que nuestra firma acelera cualquier tipo de movimiento. Ahora tenemos que ver lo que nos plantean".
Sin embargo, en el fondo de la cuestión planean las palabras pronunciadas por los propietarios en recientes reuniones: "no tenemos dinero para pagar a nadie". Una postura que bien podría acabar en los tribunales. Sin embargo, tal como ha pasado durante toda la semana, los titulares del Sidi Saler declinaron explicar su versión de los hechos. Ningún portavoz salió a dar la cara.
Pancartas
"Quiebra provocada", "Próxima apertura del psiquiátrico El lladre feliz", "Manfred Stier: despido gratuito", "A la calle sin un duro", "reforma laboral. S. O. S", "Vaya engaño", "Próxima apertura sin estos empleados", "Liechtenstein Lubliniec, subvenciones, compra acciones"... son algunas de las leyendas de las cerca de veinte pancartas que portaban empleados y familiares ante la entrada principal del hotel. Llantos y abrazos fueron protagonistas en el último día del Sidi Saler.
La movilización también contó con la aparición de visitantes inesperados y ajenos a lo ocurrido: grupos de ciclistas, vecinos, paseantes... que se vieron atraídos por los más de cinco minutos de lamento sonoro, realizado a través de bocinas y pitos de plástico. Algunos no tuvieron dudas a la hora de unirse a la marcha.
Dado el protagonismo mediático adquirido por el caso durante la última semana y las consecuencias que tendrá sobre las economías de 80 familias, una patrulla de la Guardia Civil se desplazó hasta el lugar de la protesta, con la intención de prevenir que los ánimos se caldearan. Tras permanecer en la zona durante los momentos más airados de la protesta, y evaluar que no había peligro alguno, abandonar las inmediaciones del recinto hotelero.
Servicio de seguridad
A su vez, los propietarios de la firma hotelera contrataron los servicios de dos compañías de seguridad, con personal uniformado y de paisano. Ninguno de los más de cien manifestantes mostró una actitud agresiva, incluso cuestionaron la presencia de los vigilantes, "¿Qué piensa?, ¿Que vamos a romper algo?... el Sidi Saler es como nuestra casa".
Hoy, por desgracia, ya no podrán volver a las instalaciones.
De las peticiones de Tina Turner al robo de televisores
Una de las pruebas que atestigua la importancia del Sidi Saler en el panorama turístico de Valencia es la gran cantidad de celebridades que ha descansado en sus habitaciones durante 35 años. Jesus Planells, primer conserje del recinto y quizá la persona con mayor autoridad para tratar el tema, apuntó que "yo abrí el hotel el 10 de agosto de 1975". Confirmó que anécdotas "hay miles" y no dudó a la hora de poner dos nombres sobre la mesa: Tina Turner y Sting. Sobre la cantante norteamericana expuso que "su llegada fue toda una odisea. Nos pidió un piano de cola que tuvimos que subir en grúa desde la ventana. Le trajimos expresamente 12 botellas de Perrier desde Barcelona y solamente se tomó una". El líder de Police no dudó a la hora de cancelar un concierto por problemas de garganta y "se pasó todo el día en la piscina". Por último, comentó que "la cuadrilla de un conocido dúo de flamenco-pop se llevó los televisores".
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