La tranquilidad ha vuelto al Conservatorio Superior de Música. El centro ha recuperado la calma tras superar la psicosis que la sucesión de robos había provocado en numerosos alumnos que acceden cada día al recinto.
La implicación colectiva de todos los componentes del centro de estudios, que llegaron a organizar una recogida de firmas solicitando una mayor vigilancia, la difusión de los sucesos y el aumento de las medidas de seguridad por parte de la dirección, parecen haber ahuyentado a los ladrones. La instalación de una nueva cámara de seguridad en el aparcamiento de bicicletas ha contribuido decisivamente al rescate de la normalidad. "Nosotros teníamos que hacer algo para acabar con esto y, afortunadamente, lo hemos conseguido. Ahora hay que olvidar lo que ha pasado y confiar en que no se repita", dijo Pedro Purroy, director del centro de formación.
Hasta ocho robos sufrieron los estudiantes a lo largo del pasado trimestre desde que comenzó el curso. Cinco de ellos perdieron sus bicicletas, que fueron sustraídas del aparcamiento destinado a ellas situado en uno de los laterales del edificio, en Vía Hispanidad, mientras que los otros tres fueron atracos --alguno de ellos incluso con violencia-- acaecidos en los aledaños del Conservatorio.
Tras la presentación de las pertinentes denuncias, desde el centro de enseñanzas musicales insisten en solicitar una mayor presencia de la Policía en las inmediaciones. "Aquí hay un montón de colegios y su sola aparición ayudaría a disuadir a los autores de estos asaltos", apuntó Pedro Purroy, director del centro.
En todo caso, la dirección inició por su cuenta acciones que contribuyeran a aumentar la seguridad de alumnos y personal. A la recogida de firmas que llamaban a solicitar más apoyo se unió pronto la instalación de una cámara de seguridad en el párking donde los estudiantes dejaban sus bicicletas. El nuevo dispositivo se unía a las ya existentes y que se encuentran situadas en la puerta principal, en el aparcamiento general y en la zona de descarga de los instrumentos.
Además, su coste resultó asumible para el centro, al disponer de la preinstalación, lo que rechazó la posibilidad de contratar seguridad privada, lo que hubiera supuesto un desembolso cercano a los 3.000 euros mensuales.
De momento, la psicosis ha dejado paso a la tranquilidad en el entorno del Conservatorio, donde sus alumnos ya respiran un poco más tranquilos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario