El centro comercial Camelias tendrá que cambiar de cámaras de seguridad si quiere pillar a los ladrones que aparecen en ellas. El juicio contra un acusado de robo en una tienda del centro puso de relieve que las imágenes no tienen la nitidez y calidad suficientes como para identifciar al autor del robo de objetos de valor por más de 200 euros y la sustracción del sobre de una nómina por otros 500.
El suceso ocurrió el pasado 3 de enero del año 2010 y el juicio se celebró ayer en el juzgado de lo penal número 1. En el banquillo de los acusados se sentaba José Manuel B.O. a quien la fiscal le pide una condena de tres años de prisión.
Pero José Manuel esgrimió una coartada. Ese día no salió de casa puesto que «tenía el mono», el síndrome de abstinencia por la falta de heroína. Su compañero de vivienda, José Luis Paz, ratificó que ese día José Manuel no salió de la habitación en todo el tiempo que estuvo en la casa. Únicamente pudo cometer el acto delictivio entre las cuatro de la tarde y las diez de la noche, periodo en el que el compañero de piso y su mujer no estuvieron en la vivienda que compartían los tres.
Pero el robo sucedió cuando el centro estaba a punto de cerrar. El vigilante de seguridad Adolfo F. señaló que su intervención se produjo a las diez y media de la noche. «Por la cámara de seguridad vi a una persona que se hallaba en el interior del centro comercial cuando ya había cerrado. Pasó a mi lado y me dio mala espina porque giró la cara para que no se la viera. Luego sí lo pude ver, aunque a cierta distancia», relató el encargado de la segurida del centro.
Luego le enseñaron fotos en comisaría y reconoció al ladrón pero «ahora no lo reconozco». Tampoco identificó al acusadola dueña de la tienda de regalos Fresa y Chocolate, de donde sustrajeron cinturones, bolsos y el dinero destinado al pago de una empleada contratada durante las navidades.
Con este panorama, el abogado defensor pidió la libre absolución.
El acusado dijo que el que aparecía en las cámaras no era él sino «el portugués» e intervino airadamente cuando no le tocaba hablar, lo que motivó que la magistrada le recriminase y le recordase su pasado como condenado a 17 años por violador.
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