Funcionario histórico lanza libro de memorias
Como un Forrest Gump de los vagones del Metro, David Toledo Jara, supervisor de seguridad del subterráneo, ha visto la historia sobre rieles a través de suicidios, fantasmas, atentados y una galería de locos lindos que llegan a usted cortesía de la editorial Rayentrú
El Libro se llama "Ferrocarril Metropolitano: Bitácora de un Funcionario 1978-2007", de David Toledo, un funcionario que por más de tres décadas recorrió vagones y túneles, estaciones y escaleras, y plasmó en lo escrito los aspectos más cotidianos y tétricos de su labor subterránea.
"Tengo 30 años trabajando en el Metro y hace 15 soy supervisor de seguridad. Uno siempre tiene ganas de escribir y como he tenido muchas experiencias en todos estos años de gente, se las contaba a los vigilantes nuevos y ellos me decían: "Tiene para escribir un libro con todo eso" y claro, yo pensaba: "Si me voy un día me voy con todas esas historias", relata.
Es por eso que hace cinco años empezó los apuntes de sus historias "y ellas solas empezaron a agarrar cuerpo junto a la gente que las leía y me incentivaba a publicarlas", comenta.
"Más adelante contacté al editor Ricardo Gómez López y le agregamos más trabajo de investigación y profundizamos algunas de esas anécdotas", explica.
LA METRITO
David Toledo habla de los personajes que conoció y destaca a una: "la Metrito".
"Era una mujer que deambulaba por las boleterías de Estación Central a mediados de los 80. Se comentaba que ella había sido prostituta de joven, pero ahora le faltaban sus dientes, andaba desaseada y bajaba a la estación a gritarnos: ‘¡Mis Pitufines!’. Corría a la siga de los guardias para abrazarlos, besarlos y apretarlos, entonces todo mundo se escabullía pero si te pillaba te daba un agarrón antes de escaparse. Así era hasta que aparecía de nuevo".
También había otro conocido como "el Arturito". Según dice, todavía existe, "es un loquito que debe andar en sus 45 y se cree jefe. Anda con un palito, una agenda y en cuanto te ve empieza a darte órdenes y pedirte que le reportes las novedades. No es una persona agresiva, pero te hablaba con total seriedad. A veces te decía que era jefe de seguridad, otras de Carabineros, de investigaciones o de Inteligencia y tú lo mirabas convencido de lo que decía. Una vez en la estación Moneda le pidió las novedades a un vigilante y le dijo: ‘Te voy a dar un par de días de vacaciones’ y el cabro le creía y me dijo: ‘Este sí que es jefe’".
BOMBAS Y FANTASMAS
Hay una cronología también de otros eventos, como la bomba que pusieron en un vagón el y que le costó la vida a una persona en el metro Tobalaba.
"Cosas como esas te toca ver. Yo andaba más en terreno por entonces, ahora mucho de eso solo lo veo a través de los monitores. Las vivencias son otras también, como las historias de fantasmas en la estación El Llano donde se sienten carcajadas de mujer cerca de las dos de la mañana. En la estación Universidad Católica, desde el andén, un vigilante me contó que una madrugada vio a dos monjas conversando junto a la boletería. Estaba todo cerrado y él fue a dejar el café a la oficina. cuando subió a la mesanina ya no había nadie".
SUICIDIOS
Un suicidio en el metro no es nada lindo. Pero para Toledo, es casi "normal".
"No es nada bonito y hay algunos que te impactan demasiado como el tipo que se lanzó al paso del tren desde el puente en Toesca. Entonces el conductor iba manejando normal y de pronto cae una persona atravesando el parabrisas y quedando prácticamente en los brazos del conductor. Imagínate. Otra persona que se lanzó a la estación Salvador era tan obesa que no podíamos sacarlo en la camilla porque su cuerpo se caía para un lado y otro. A comienzos de los 90 una mamá se lanzó con sus dos hijos al metro".
Historias para rato..
"Tengo 30 años trabajando en el Metro y hace 15 soy supervisor de seguridad. Uno siempre tiene ganas de escribir y como he tenido muchas experiencias en todos estos años de gente, se las contaba a los vigilantes nuevos y ellos me decían: "Tiene para escribir un libro con todo eso" y claro, yo pensaba: "Si me voy un día me voy con todas esas historias", relata.
Es por eso que hace cinco años empezó los apuntes de sus historias "y ellas solas empezaron a agarrar cuerpo junto a la gente que las leía y me incentivaba a publicarlas", comenta.
"Más adelante contacté al editor Ricardo Gómez López y le agregamos más trabajo de investigación y profundizamos algunas de esas anécdotas", explica.
LA METRITO
David Toledo habla de los personajes que conoció y destaca a una: "la Metrito".
"Era una mujer que deambulaba por las boleterías de Estación Central a mediados de los 80. Se comentaba que ella había sido prostituta de joven, pero ahora le faltaban sus dientes, andaba desaseada y bajaba a la estación a gritarnos: ‘¡Mis Pitufines!’. Corría a la siga de los guardias para abrazarlos, besarlos y apretarlos, entonces todo mundo se escabullía pero si te pillaba te daba un agarrón antes de escaparse. Así era hasta que aparecía de nuevo".
También había otro conocido como "el Arturito". Según dice, todavía existe, "es un loquito que debe andar en sus 45 y se cree jefe. Anda con un palito, una agenda y en cuanto te ve empieza a darte órdenes y pedirte que le reportes las novedades. No es una persona agresiva, pero te hablaba con total seriedad. A veces te decía que era jefe de seguridad, otras de Carabineros, de investigaciones o de Inteligencia y tú lo mirabas convencido de lo que decía. Una vez en la estación Moneda le pidió las novedades a un vigilante y le dijo: ‘Te voy a dar un par de días de vacaciones’ y el cabro le creía y me dijo: ‘Este sí que es jefe’".
BOMBAS Y FANTASMAS
Hay una cronología también de otros eventos, como la bomba que pusieron en un vagón el y que le costó la vida a una persona en el metro Tobalaba.
"Cosas como esas te toca ver. Yo andaba más en terreno por entonces, ahora mucho de eso solo lo veo a través de los monitores. Las vivencias son otras también, como las historias de fantasmas en la estación El Llano donde se sienten carcajadas de mujer cerca de las dos de la mañana. En la estación Universidad Católica, desde el andén, un vigilante me contó que una madrugada vio a dos monjas conversando junto a la boletería. Estaba todo cerrado y él fue a dejar el café a la oficina. cuando subió a la mesanina ya no había nadie".
SUICIDIOS
Un suicidio en el metro no es nada lindo. Pero para Toledo, es casi "normal".
"No es nada bonito y hay algunos que te impactan demasiado como el tipo que se lanzó al paso del tren desde el puente en Toesca. Entonces el conductor iba manejando normal y de pronto cae una persona atravesando el parabrisas y quedando prácticamente en los brazos del conductor. Imagínate. Otra persona que se lanzó a la estación Salvador era tan obesa que no podíamos sacarlo en la camilla porque su cuerpo se caía para un lado y otro. A comienzos de los 90 una mamá se lanzó con sus dos hijos al metro".
Historias para rato..
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