domingo, 1 de febrero de 2009

Los 4.000 ojos del Metro



La empresa del suburbano intenta que los viajeros no sufran percances en cualquier punto de los 284 kilómetros que tiene a su cargo En el metropolitano, la situación de las cámaras de vigilancia en pasillos y andenes no deja apenas ningún ángulo muerto

CARLOTA FOMINAYA
Domingo, 01-02-09
En los 284 kilómetros que tejen la red del suburbano madrileño hay cerca de 4.000 «ojos» que cuidan constantemente de los viajeros. Las cámaras cubren casi la totalidad de las estaciones de Metro y el 35% de los trenes que hay circulando. El despliegue supone que el total de los dispositivos ubicados en las distintas estaciones sirve para vigilar vestíbulos, máquinas expendedoras de billetes, pasillos, escaleras mecánicas, andenes y trenes. «Puede haber algún ángulo muerto, pero como máximo es un trozo de pasillo», explican fuentes de Metro.
Comenzaron a instalarse en las estaciones más significativas de la red (por número de incidencias, cantidad de usuarios que transitan por ellas, mayores dimensiones, etcétera) y se han ido extendiendo al resto con la intención de que exista videovigilancia en el cien por cien de la red, y así potenciar la seguridad de los usuarios.
Estas pantallas son visionadas por los vigilantes que hay en cada estación. «Las manejan con un mando a distancia, y así pueden tener un control de toda la estación, así como producir en los viajeros una sensación positiva de seguridad, ya que perciben directamente que la estación está siendo vigilada y, como tal, él se encuentra protegido», explican las mismas fuentes.
Presencia policial
Esas imágenes de circuito cerrado por televisión grabadas en los andenes se pueden consultar también desde la misma cabina del conductor. Además, existen interfonos amarillos desde los que se puede contactar con los vigilantes y el personal de la compañía del suburbano de forma inmediata.
Toda la información recogida por estos aparatos va al centro de vigilancia de Metro, un puesto que está a cargo de un oficial de la Policía Nacional y que se encuentra comunicado con la sala del 091, para establecer la coordinación ante incidencias y recabar la presencia policial si fuera necesario.
Este puesto central de mando está ubicado en la estación de Alto del Arenal, donde el personal de la sala de control se encarga, tras visionar las imágenes de las 12 pantallas, de gestionar los incidentes.
También están los seis centros de revisión de imágenes que controlan los puntos críticos, que reciben el nombre de «satélites». «Desde el puesto central, un equipo multidisciplinar controla todo, ya que hasta ese lugar llegan las imágenes en tiempo real de la circulación de los trenes, de los sistemas de electricidad, de las subestaciones eléctricas, de las taquillas, de la seguridad de las vías... Y se puede actuar con rapidez si algo falla», indica la fuente.
Las cámaras graban durante toda la jornada, y a los seis días se borran las cintas y se graba encima, salvo que la Policía o los jueces las requieran. «Esto sirve para tener pruebas en casos de reyertas, accidentes o agresiones», aclaran.
Más de 3.000 vigilantes
En la actualidad, Metro de Madrid está probando un sistema para que lleguen al puesto central imágenes del interior de los trenes en tiempo real. Todos los trenes nuevos llevan un sistema de videovigilancia. Son transmisores en el interior de los coches para que las imágenes captadas por las cámaras sean vistas desde los puestos de seguridad. «El telecontrol es, de hecho, el eje sobre el que gira todo el planteamiento del nuevo sistema de seguridad», apuntan.
En cuanto a las personas encargadas de la seguridad, Metro de Madrid cuenta diariamente con la presencia de otros 30 policías nacionales. «La colaboración con las Fuerzas de Seguridad del Estado es esencial para el correcto funcionamiento de los servicios de Seguridad de Metro. La Policía Nacional, última responsable de la seguridad en la red, es esencial», afirman en la empresa pública.
Junto a ellos trabajan los más de 3.000 vigilantes y agentes de la unidad operativa, que custodian pasillos, estaciones e intercambiadores para garantizar la seguridad del medio. Todos están conectados con la sala a través de radio-teléfono y con el puesto de control central.
La zona de control de trenes está conectada a su vez con la sala de control de seguridad, atendida por técnicos ayudantes que mantienen atención y comunicación constante con los vigilantes de seguridad. «Entre sus cometidos, está recibir llamadas de los vigilantes o del personal de estaciones y enviar los medios humanos adecuados cuando se produce una incidencia», indican.
Emergencias sanitarias
El programa de gestión de incidencias que utilizan se llama «Génesis». Éste avisa del nivel de emergencia e indica el procedimiento, y tiene conexión directa con el Samur-Protección Civil y con el 112, teléfono de emergencias de la Comunidad de Madrid.
Gracias a él se pueden coordinar las emergencias sanitarias que ocurren en las instalaciones del suburbano. Hay que recordar que más de dos millones y medio de personas utilizan el Metro todos los días, por lo que «hay problemas sanitarios, gente que se cae, que se accidenta...», aseguran.
Eso en cuanto a los viajeros. La seguridad, el mantenimiento y el tráfico de los vehículos de la red del suburbano y los intercambiadores de Príncipe Pío y Plaza Elíptica se controlan, sin embargo, desde la estación de Moncloa. Asimismo, la Comunidad de Madrid ha construido dos grandes centros de control de operaciones para garantizar la seguridad de las tres nuevas líneas de Metro Ligero de Sanchinarro y Las Tablas, en la capital, y a los municipios de Boadilla del Monte y Pozuelo de Alarcón.
Los responsables de estos puestos de control vigilan a distancia dispositivos como las escaleras mecánicas y ascensores, la ventilación, la megafonía, las cámaras de vigilancia, los accesos, las cancelas y el alumbrado, También garantizan la seguridad de los viajeros con una vigilancia exhaustiva de las instalaciones de un sistema de detección y extinción de incendios. Los sistemas de seguridad incluyen dispositivos electrónicos para controlar el acceso del personal y un mecanismo para evitar el paso de intrusos en las dependencias de metro ligero.
Formación continua
Para que todo el conjunto funcione como un reloj, los vigilantes de seguridad reciben formación continua, en la que se estudian temas de vigilancia de seguridad privada, como son colaborar con los servicios de emergencia, con la Policía... Estas acciones formativas dirigidas al personal de seguridad toman cuerpo a través de la celebración de jornadas de especialización sobre la calidad de la prestación del servicio y sobre temas de interés general para este colectivo, que imparten destacadas personas del mundo de la seguridad y de las emergencias.
«Hasta aquí vienen a impartir los cursos destacados miembros de seguridad, como son altos cargos de la Guardia Civil o de la Secretaría de Estado... que cada quince días vienen a dar una charla a nuestros profesionales», añaden desde Metro de Madrid.
Un presupuesto de 94 millones
En los últimos años, el suburbano ha hecho un importante esfuerzo en el ámbito de la seguridad para reducir no sólo los posibles conflictos que se producen en la red, donde se registran anualmente más de 600 millones de viajes, sino para crear también una sensación en el usuario de trasladarse en uno de los transportes más seguros de todo el mundo. «La seguridad es cada vez mayor, pero no es solamente una sensación que perciben los usuarios, también lo corroboran las cifras», aseguran. «Metro sigue fiel en su empeño por ofrecer los mejores niveles de calidad, confort y seguridad en el servicio que ofrece a más de 2,5 millones de personas que utilizan el suburbano al día».
El presupuesto de seguridad durante 2008 ha sido de 90 millones de euros. El presupuesto de seguridad ha experimentado crecimiento constante en los últimos años, pasando de 11,9 millones de euros en el año 1998 a los 94 que se han presupuestado para todo 2009.

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