viernes, 13 de febrero de 2009

El último alijo del Guapo


CARLOS HIDALGO | MADRID
Viernes, 13-02-09
A Jesús, español, se le conoce en el mundillo del narcotráfico como «El Guapo». Sus primeros pasos en el hampa los dio como «correo» o «mula» de la droga: una organización le contrataba para que introduciera droga en España. Cuando se dio cuenta de los emolumentos que obtenían sus jefes, decidió montar su propia «agencia», con ayuda de una colombiana llamada Rubiela, alias «Mona», con contactos con los cárteles de su país natal, Perú y la República Dominicana.
La operación «Fado» se ha desarrollado de manera rápida, eficaz y limpia. Los investigadores del Greco y de la Brigada Central de Estupefacientes de la Udyco Central y el Grupo de Estupefacientes de Madrid-Barajas han detenido a nueve personas de la organización. Entre ellos se encuentran sus dos cabecillas y los dos vigilantes de la empresa International Consultant Targeted Security que trabajaban en el aeropuerto y que facilitaban, con sus tarjetas magnéticas que les permite moverse por el aeropuerto.
A finales de diciembre, la Policía detectó que dos individuos traficaban con cocaína en Madrid y una tercera persona, una mujer, en Tomelloso (Ciudad Real). El cabecilla vivía en Madrid (Jesús, «El Guapo») y otra en Tomelloso («Mona), quien se encontraba en Colombia adquiriendo la droga. Jesús tenía relación con una de las empleadas de seguridad de la empresa referida. Y luego se supo que ésta tenía un «socio», compañero vigilante, también, como ella, de Barajas.
Y continuaron las identificaciones: había dos personas que eran enviadas para trasladar el estupefaciente a España. Una de ellas es una chica rumana de 18 años, que viajó a Lima. Pero se encontró con un problema al llegar a la capital peruana: la droga tardaría un poco más de lo previsto en llegar a sus manos. La otra «mula» es un hombre que sí que pudo llegar a Barajas... Donde había un dispositivo policial que, en el mismo «finger» del avión, cuando soltó el bolso de mano donde llevaba la droga (12 kilos de cocaína) para abrazar a uno de los empleados infieles. Era el 29 de enero y ocurrió en la T-1, de vuelos internacionales.
La red también tenía a sueldo a personal de seguridad de los aeropuertos de origen. «Mona» se encargaba de contactar con los proveedores de droga en los países americanos y, con su compañero sentimental, un rumano que maneja el negocio de los «puertas» de los locales de ocio de Tomelloso, venderla. Otra parte de la cocaína se vendía en Madrid.
Jesús, por su parte, era quien reclutaba a los «correos». El chico es un amigo íntimo de la vigilante detenida. A las «mulas» les pagaban 10.000 euros. Al vigilante arrestado, 3.000 por bolsa, mientras que su compañera cobraba un porcentaje de la droga.
Ni siquiera se preocupaban de ocultar la droga en dobles fondos. La llevaban como equipaje de mano y a la chica rumana estaba previsto que se la entregaran dentro del mismo avión de regreso a España.
http://www.abc.es/20090213/madrid-madrid/ultimo-alijo-guapo-20090213.html

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