El Ministerio de Interior ha autorizado el uso de armas largas automáticas, es decir, fusiles de asalto o ametralladoras, a la seguridad privada que protege a los pesqueros que faenan en aguas somalíes. La decisión fue anunciada ayer por el secretario de Estado de Defensa, Constantino Méndez, y pretende cumplir con las demandas de los armadores, sobre todo vascos, hastiados por los incidentes con los piratas en aguas del golfo de Adén.
Hasta la fecha estaba permitida la presencia de vigilantes armados en los buques. Sin embargo, éstos sólo podían usar pistolas reglamentarias, cuya capacidad de fuego y consiguiente alcance era insuficiente para disuadir a los piratas.
Según fuentes del Ministerio de Defensa, en la reunión que mantuvo ayer en Vitoria Constantino Méndez con la consejera vasca de Pesca, Pilar Unzalu, se llegó a un principio de acuerdo por el que ambas administraciones se comprometen a cofinanciar la seguridad privada con los propios armadores.
Tras conocer el anuncio, el gerente adjunto de la Asociación Nacional de Armadores de Buques Atuneros Congeladores (Anabac), Juan Pablo Rodríguez Sahagún, explicó que este compromiso «no entra en las demandas que habíamos pedido al Ministerio del Interior, ya que deja la respuesta de seguridad en manos de los armadores». Anabac es partidaria de que infantes de Marina viajen a bordo de los atuneros, como hacen Francia o Italia. Pero Defensa ya ha advertido de que esta posibilidad es inviable debido a que la Ley de Defensa española no lo permite, por lo que han apostado por la solución de la seguridad privada.
Respuesta
En una carta enviada ayer al presidente del Gobierno, los dos principales armadores atuneros -Anabac y Opagac- explican a José Luis Rodríguez Zapatero que la situación requiere un enfoque «de urgencia» debido a las pérdidas económicas que genera la piratería.
Anabac y Opagac recuerdan que durante la primera mitad del año, la flota se ha refugiado en el canal de Mozambique para evitar los incidentes de piratería, pero con el paso del tiempo y el final del monzón tendrá que ampliar su campo de acción a otras zonas.
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