TOLEDO. Está ya al límite del aguante. Al borde de pasar de la resignación a la acción. Se trata de un empresario del Polígono Industrial de Toledo que en los dos últimos meses ha sufrido tres asaltos en su empresa, con un considerable coste en robo de material y en desperfectos, el último en la noche del pasado jueves. Alberto Castillo, propietario de la empresa Hiperoffice, es una más de las víctimas de las bandas que, de la más diferente procedencia y modus operandi, vienen perpetrando sus actos delictivos en los últimos meses en la zona industrial del Polígono.
Esta empresa, situada en la calle Arroyo Canta el Gallo y dedicada al suministro de material de oficina e informática, ha sido objeto de tres robos en cuestión de dos meses. En el primero, los ladrones practicaron un butrón en el techo; en el segundo, lo abrieron en la pared de la nave y en el cometido en la noche del jueves, en torno a las once, procedieron directamente a reventar la puerta de entrada.
Por si todo eso fuera poco, lo grave del asunto es que, según Alberto Castillo, no hay prácticamente empresa a 50 metros a la redonda que no haya sufrido la visita de los cacos. La última la empresa situada en frente de Hiperoffice, donde los asaltantes esperaron pacientemente, agazapados, el momento más adecuado para el asalto. En este sentido, parece que los ladrones estudian perfectamente los tiempos de relevo de la policía para actuar con la mayor impunidad, lo que aumenta todavía más el desánimo a pesar de que las fuerzas policiales ponen todo su empeño
Los métodos utilizados son de lo más diversos, y en determinados casos han llegado incluso a robar algún vehículo cercano porque los que llevaban no eran suficientes para transportar el material sustraido. Según este empresario, la Policía se encuentra totalmente desbordada y también señala que las bandas que actúan son de diferente procedencia, en base al modo de operar que tienen.
Esta cadena de robos ha puesto encima de la mesa el debate de la necesidad o no de que los empresarios contraten seguridad privada, algo que para Alberto Castillo está muy claro. «Hoy que tengo que pagar el IVA pagaré la mitad y la otra mitad para contratar seguridad privada, y a lo mejor también hay que contratar políticos privados, sanidad privada o jueces privados», señalaba este empresario que se resiste a caer «en la resignación general y absoluta en que parece encontrarse el mundo empresarial».
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