sábado, 10 de abril de 2010

Un puñado de ex agentes de Israel controla la seguridad del FC Barcelona

La culpa fue de Sean Connery. El ex agente 007 quería ver en directo al Barça y, para ello, acudió a los oficios de su buen amigo Arnon Milchan, un conseguidor con un peso específico en Hollywood, donde ha sido uno de los más importantes productores de las dos últimas décadas. Milchan le llevó a la capital catalana y le consiguió un asiento en la tribuna del Camp Nou en marzo del 2006 para ver el partido contra el Chelsea. Ése fue el principio de una gran y fructífera amistad: la del productor hollywoodiense y la del presidente del Barça, Joan Laporta.
Milchan se interesó inmediatamente por realizar una película sobre el FC Barcelona, pero el proyecto no cuajó. Entonces, según reconocieron a El Confidencial fuentes internas de la entidad azulgrana, varió el punto de mira e intentó hacerse con los derechos audiovisuales del club. Laporta llegó a plantear el tema en una junta directiva, pero ante la oposición de la mayoría de los miembros, acabó abandonando esta idea.

Ahora, al final, ha cuajado uno de los proyectos presentados: hacerse cargo de una auditoría de seguridad y de la propia seguridad tanto del club como de su presidente. Para contratar sus servicios, Laporta argumentó ante la junta que era objetivo del terrorismo internacional como consecuencia de su cargo. Cuando fue requerido sobre la procedencia de esa información, se mostró reticente, pero al final confesó que fueron fuentes de la propia compañía que había contratado quienes lo habían alertado de tal posibilidad.

Lo cierto es que la compañía Blue Sky International (BSI), creada hace poco más de un año, ha tomado prácticamente las instalaciones del Camp Nou desde hace semanas. “De repente, comenzamos a ver a tipos altos y fuertes, trajeados y con pinganillo por todos los pasillos”, reconoce la misma fuente. Su aspecto, ya de por sí llamativo, se ve acentuado por el hecho de que entre ellos sólo se hablan en inglés y algunos no dominan fluidamente el español.

Ésos son los pupilos del productor hollywoodiense. Milchan es un judío que se crió cerca de Tel Aviv, estudió en Inglaterra y terminó Administración de Empresas en Ginebra. Con 21 años, en 1965, se hizo cargo de la empresa familiar de fertilizantes que estaba prácticamente en bancarrota. En cuatro años, trabó fuertes relaciones con los ministerios de Agricultura y de Salud de Israel, amplió el negocio a Turquía, Grecia e Irán y diversificó la empresa para interesarse también por los sectores de salud animal, plástico, fibra óptica y productos farmacéuticos.

En la guerra de los Seis Días, hizo de enlace en Jerusalén y de ahí salió como intermediario entre Defensa de Israel y los contratistas de Defensa de Estados Unidos, comerciando con sistemas de misiles Hawk y Patriot. Hizo negocios en Sudáfrica; él dice que lo que hizo fue una campaña de imagen para evitar que cayese en manos comunistas y que nada tuvo que ver con un escándalo en el que se vieron envueltos algunos de sus amigos de aquel país.

Escándalo de espionaje

A principios de los 80, Milchan se vio envuelto en otro escándalo: su compañía Heli Trading Company estableció un convenio con Milco International Incorporated para la compra de kryptons, una especie de interruptores utilizados como dispositivos de disparo de armas nucleares. Milco era propiedad de Richard Kelly Smith, que fue acusado de espionaje, ya que más de 800 de estos dispositivos acabaron en manos del Gobierno israelí. Huido de Estados Unidos en 1985 durante un permiso penitenciario, el espía fue detenido en Málaga el 10 de julio del 2001, merced a una orden internacional de busca y captura por 15 delitos de tráfico de armas y otros tantos de falsedad documental.

En la trastienda, cuando afloró el escándalo, el Gobierno israelí tan sólo dio su palabra al estadounidense de que los microchips no serían utilizados para propósitos nucleares y el intermediario, Arnon Milchan, nunca fue investigado. En esa fecha, sin embargo, Milchan ya había aterrizado en Hollywood. En 1984, produjo Once Upon a Time in America (Érase una vez en América), con Robert de Niro. En 1990, participó en la producción de Pretty Woman, pero había llegado a un acuerdo con Disney para recibir sólo el 7% de los ingresos. En ese año, se asoció con Warner Bros hasta 1997, produciendo, entre otras, Copycat, la saga de Liberad a Willy, JFK y LA Confidential. En 1999, fue productor de El negociador y, más recientemente, su mayor éxito ha sido Mr & Mrs Smith, protagonizada por Brad Pitt y Angelina Jolie.

A finales del 2008, tras los atentados terroristas de Bombay, creó la empresa BSI, que puso al servicio de Jamsetji Nusserwanji Tata, dueño de la empresa automovilística india y dueño también del hotel Taj Mahal Palace, uno de los que sufrió los ataques. Para poner en marcha la compañía, echó mano de antiguos amigos con excelentes relaciones. Puso de presidente, por ejemplo, a Zeev Feldman, máximo ejecutivo de Paldaz, de Peamey Tikva y del First International Bank of Israel (FIBI), además de ex director de Operaciones en diversas compañías y en el Nasdaq. Tras Feldman, situó a Jacques Eshel-Azuelos, director de la División de Operaciones de Israel, que depende de la Oficina del Primer Ministro, donde estuvo 30 años.

El jefe de operaciones de BSI es Aviv Fishbain, ex agente de la División de Operaciones de la Agencia de Seguridad de Israel (AIS) y comandante de brigada. El vicepresidente senior de desarrollo de negocios es Mena Bacharach, director de Seguridad Nacional y vicepresidente del Comité Público de Defensa Aeroespacial. El jefe de servicios de recursos y formación es Eli Haram, que también estuvo 25 años en la Oficina del Primer Ministro, donde llegó a Director de la División, además de director de Operaciones para Europa y Oriente Medio del Gobierno israelí. En la compañía integró también a Uri Haklai, ex vicepresidente ejecutivo de Nisko Ardan Group, un consorcio que engloba más de 30 empresas de los sectores de electrónica y electricidad. Y, por último, a Itzhak Barlev, comandante adjunto de una unidad especial antiterrorista, director general de la DAT (Defensa Antiterrorista) y asesor de diversos ejércitos, como los de Perú, República Dominicana y Singapur y que, además, fue director del aeropuerto de Santo Domingo.

Con un elenco de estas características, a Laporta no le cupo la menor duda de que los avisos de que podía ser objetivo terrorista iban en serio y de que altos cargos de Israel son los que mejor podrían asegurar la seguridad del Camp Nou y la suya propia. Y máxime si tenemos en cuenta que el jefe de todos, Arnon Milchan, no es un embaucador: la revista Forbes lo situó como el vigésimo cuarto hombre más rico del mundo.

Fuente:El Confidencial
08/04/10

Suplemento Temático: Seguridad en Eventos Deportivos

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