Hay diez puntos calientes, en especial la L3 y la L6, aunque ocurre en toda la red del suburbano.
Se cuelan los desempleados y los jóvenes con contratos precarios.
Los usuarios del metro de Madrid han cumplido sus amenazas. Casi cuatro meses después de la entrada en vigor del polémico tarifazo (por el que el bono de 10 viajes subió de 7,40 a 9 euros), el número de quienes se cuelan en el suburbano "ha crecido un 30%" y la venta del Metrobús ha caído un 7%, según confirmaron a 20 minutos fuentes de la compañía, que prefieren mantener el anonimato.
La campaña impulsada desde las redes sociales para entrar sin pagar en el suburbano (que este miércoles sumaba 602 miembros tras empezar con 220 simpatizantes) ha dado sus frutos. No sólo porque los 100 inspectores de la compañía trabajan a destajo pidiendo billetes en vestíbulos y andenes (su número se ha duplicado desde 2005), sino porque ahora lo hacen acompañados por dos vigilantes de seguridad (antes sólo iban con uno), "ya que la agresividad de los viajeros también se ha disparado", denuncian.
E incluso los vigilantes que no acompañan a inspectores se encuentran a diario con la realidad de que, de cada 12 personas a las que dan el alto por diferentes motivos, al menos la mitad carecen de título de transportes, "más que antes", aclaran.
Problemas en la Circular
Los puntos más calientes de la red se sitúan en estos momentos en la L3 y la L6, según confirman desde Alternativa Sindical (sindicato de vigilantes). En la primera hay estaciones que se han convertido en auténticos "coladeros" como es el caso de Legazpi y Lavapiés, además de Plaza de España. En la L6 (la Circular) destaca el volumen de personas que entran sin pagar en las estaciones de Usera, Plaza Elíptica y Opañel. Se mantienen los coladeros tradicionales de Ciudad Universitaria (L6), Argüelles (L4) y el intercambiador de Príncipe Pío
Lo mismo pasa en estaciones donde se cambia de tren y de tarifa: Estadio Olímpico (L7), Puerta de Arganda (L9) y Tres Olivos (L10). Y en la L1, el problema se centraliza en Tirso de Molina (por la presencia, puntualizan los vigilantes, de carteristas y grupos antisistema). Junto a éstas, se mantienen los coladeros tradicionales de Ciudad Universitaria (L6), Argüelles (L4) y el intercambiador de Príncipe Pío, entre otras.
El perfil de quienes se cuelan a diario lo matizan desde la Federación de Metro de UGT, son "desempleados, inmigrantes y jóvenes con empleos precarios azotados por la crisis". Todos ellos prefieren arriesgarse a tener que pagar la multa (20 euros si se abona en el momento) a comprar el billete de transporte.
Eso sí, conviene saber que los inspectores ponen todo su empeño en localizar a los infractores porque de cada multa que cobran en el acto, ellos se quedan con tres euros. Además, si la sanción no se paga en cinco días puede subir hasta más de 80.
13.000 jetas al día en Barcelona
"Evitar el efecto llamada" es el argumento que da la compañía metropolitana para no facilitar los datos de fraude en sus instalaciones, donde se realizan a diario 2,5 millones de viajes. Lo que sí es público es que en el metro de Barcelona (mucho más pequeño que el de la capital, tiene 155 estaciones, frente a las 294 de aquí) se cuelan a diario 13.000 personas. En Madrid, los vigilantes de seguridad ya han detectado "quedadas" para colarse sin pagar.
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