domingo, 11 de abril de 2010

Los centinelas de la ley

Los vigilantes de seguridad de los juzgados de Vía Alemania controlan cada día a más de 800 usuarios del edificio
MARCOS OLLÉS. PALMA. Pleitos, disputas, denuncias, litigios, enfrentamientos, sentencias, condenas. El edificio judicial de Vía Alemania asume a diario decenas de asuntos peliagudos. Casos delicados, donde se masca la tensión y el riesgo de que alguien decida administrar justicia a su manera es elevado. Para evitarlo, un grupo de vigilantes de seguridad controla cada día a las más de 800 personas que acceden a los juzgados, a fin de evitar que unas tijeras o una navaja se conviertan en un veredicto. Son los ojos de la ley en la antesala.


Cuesta creer que tres vigilantes puedan mantener bajo control, sin la ayuda de cámaras de seguridad, las cinco plantas del edificio y sus pasillos, donde acusados y víctimas se ven las caras y esperan su turno a solo unos metros de distancia. "La prevención es fundamental. Todos los usuarios pasan por el detector de metales y escaneamos sus pertenencias para evitar que entren armas", explica José Antonio Nieto, conocido como ´Primo´, jefe del equipo de vigilantes y toda una institución en la casa. Lleva once años en el puesto y las ha visto de todos los colores. "Cada día requisamos una media de 60 objetos que pueden ser peligrosos, como tijeras de costura, abrecartas o navajas multiusos", explica. Aunque en la mayoría de las ocasiones son descuidos de los visitantes, hay veces en los que las malas intenciones saltan a la vista. "Un chico vino con una navaja a la que le había soldado un hierro para poder agarrarla con el puño cerrado. También sorprendimos a otro con un punzón hecho a partir de una lima de uñas", explica Nieto.

Pese a este trabajo de prevención, la tensión puede estallar en cualquier momento. "A finales del año pasado una detenida cogió la silla en la que estaba sentada y se la tiró a la jueza que la estaba interrogando. Fuimos enseguida y la redujimos", cuenta ´Primo´. "También hemos tenido que separar a dos contendientes que habían llegado a las manos durante el juicio o auxiliar a funcionarios que atendían a gente muy alterada", relata Mateo, otro de los vigilantes. Ambos son expertos en técnicas defensivas y dan clases de culturismo, boxeo y artes marciales en su tiempo de ocio. "Una vez le dije a un hombre que no podía entrar con la botella de cristal que llevaba. Me respondía que se la quitara, así que tuve que hacerlo por la fuerza", explica este vigilante.



Visitantes "ilustres"



En los últimos meses, el perfil del visitante del juzgado ha cambiado. Las operaciones de la Fiscalía Anticorrupción han llevado a numerosos políticos a visitar el edificio por una u otra razón, lo que ha supuesto un "vuelco" en el trabajo de los vigilantes. "Hay gente que no le parece bien que los acompañemos hasta el juzgado donde deben declarar o que no les hagamos pasar por el escáner. No somos sus guardaespaldas, simplemente queremos que lleguen cuanto antes a su destino para evitar que haya colapsos y permitir que el juzgado siga funcionando con normalidad", valora Nieto, que dirige un grupo formado por seis personas que controlan los juzgados las 24 horas, los 365 días del año, en turnos de mañana, tarde y noche. El jefe del equipo guarda un recuerdo especial de la cantante Ana Torroja, que declaró el pasado verano tras ser imputada por dos delitos de fraude fiscal. "Fue muy amable y tuvo un trato muy cercano. Hubo hasta 20 personas que querían pedirle autógrafos. Por eso acompañamos a las personas famosas o conocidas, para que no se formen corrillos y no lleguen tarde a su cita".

No hay comentarios: