CÓRDOBA. «Estamos encantados con los españoles y con nuestros hermanos católicos, por eso nada estaba más lejos de nuestra intención que ofender a nadie con nuestros actos». Quien así se expresaba ayer era E.G, uno de los dos jóvenes puestos en libertad con cargos tras encabezar el enfrentamiento con los vigilantes de seguridad de la Catedral y con la Policía Nacional el pasado miércoles por la tarde.
E.G., que tiene en torno a 25 años y lleva dos semanas recorriendo España con el resto del grupo que protagonizó el alboroto, salía ayer apesadumbrado de las dependencias judiciales y un tanto extrañado del revuelo que ha originado su obcecación en rezar en un lugar sagrado en el que está expresamente prohibido hacerlo por cualquier rito que no sea al católico. «No quisimos herir los sentimientos de nuestros hermanos cristianos, pero el ambiente que allí [en la Catedral] se respiraba nos movió a rezar». Al tiempo, negó que cualquier miembro del grupo agrediera con una navaja a nadie, si bien reconoció que uno de los integrantes del mismo portaba una porque es «su costumbre» llevarla.
La Juventud Musulmana de Austria (JMA) pidió ayer disculpas y lamentó los incidentes, pero criticó la «agresividad» y el «uso desproporcionado de la fuerza» por parte de la seguridad privada y la Policía española.
«La seguridad privada fue muy agresiva. Rezar fue un error, pero eso no justifica cómo nos trataron. A uno de los jóvenes le llegaron a decir en inglés: «Esto es una guerra y te vamos a matar»», explicó a Efe Alexander Osman, portavoz de la JMA y testigo del altercado. Osman también tachó de «mentira total» que el incidente estuviera planificado, ya que compraron las entradas poco antes de entrar y sólo un pequeño grupo comenzó a rezar «de forma espontánea». Osman pidió disculpas por las consecuencias de la oración y señaló que «desconocían el significado de la Mezquita-Catedral para la Iglesia católica».
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