Cuatro vigilantes resultaron heridos leves y se produjerondaños en el mobiliario de la Universidad.
madrid- Una facultad de la Complutense ha vuelto a ser, una vez más, escenario de altercados protagonizados por grupos radicales. Ayer le tocó el turno a la de Medicina, concretamente al anfiteatro Ramón y Cajal –el mismo donde los sindicatos se encierran estos días para apoyar al juez Garzón–. Allí tenía lugar el foro «Desprotección y maltrato: respuesta desde el acogimiento residencial», al que acudieron Regina Plañiol, viceconsejera de Asuntos Sociales; la gerente del Instituto del Menor y la Familia, Paloma Martín, y expertos como Javier San Sebastián Cabasés, jefe de la Unidad de Psiquiatría Infantil del hospital Ramón y Cajal y presidente de la Fundación «O’Belén», que ayuda a menores en situación de desamparo social. A su llegada a la facultad, sobre las nueve de la mañana, los participantes en el foro ya observaron numerosas pintadas en el edificio contra los centros de menores y contra la fundación presidida por San Sebastián. «Dejad a los niños en paz, queremos libertad», rezaba una en la entrada principal del edificio. El foro comenzó con normalidad y fue durante el descanso (a eso de las 12:00 horas) cuando comenzaron los altercados. Patadas y golpes
Un grupo de unas 30 personas empezaron a repartir octavillas en contra de los centros de menores en la planta baja y primera del edificio. Según fuentes de la Consejería de Familia y Asuntos Sociales, este grupo, que iba con capuchas y tapados hasta los ojos, subió a la segunda planta, donde se celebraba el foro, con pancartas y megáfono en mano. Gritos contra el presidente de «O’Belén» y otros como «¡Encerrar no es educar!» retumbaron en todo el anfiteatro gracias al amplificador de sonido. Pero lo que nadie esperaba es que algunos miembros del grupo llevaran pulverizadores de autodefensa. Así, tras intentar colarse en el foro por la única de las tres puertas que estaban abiertas al impedírselo la seguridad, comenzaron a actuar con violencia. Además de patadas, golpes y puñetazos, los «antisistema» rociaron la segunda planta del edificio con sprays tipo antivioladores. Una mujer tuvo que acudir al Clínico, al presentar la cara hinchada. Además de los cuatro vigilantes de seguridad, que recibieron golpes y tuvieron que ser atendidos por el Samur por presentar ojos y piel irritada, más de una veintena de personas fueron afectadas por este gas con picores de ojos, según fuentes de la misma consejería. Después, huyeron rompiendo todo lo que pillaron a su paso: mesas, macetas, cristales... incluso alguna persona acabó en el suelo.
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