martes, 8 de febrero de 2011

Un ladrón huye campo a través de la Policía y abandona los aperos robados

La actuación se enmarca en la campaña de seguridad de la huerta para frenar la ola de asaltos


La campaña de seguridad de la huerta que ha emprendido la Policía Local de Rojales continúa dando sus frutos. El pasado día 1 una patrulla evitó el robo de buena parte de los aperos agrícolas de un agricultor al que previamente le forzaron la caseta en la cual los guardaba.
Los hechos ocurrieron de madrugada cuando los agentes observaron una furgoneta que les infundió sospecha en las inmediaciones de la vereda de La Palmera. Los agentes se acercaron a ella y, según pudieron constatar más tarde, su interés por el vehículo puso en fuga a un ladrón que, seguramente y a poca distancia, emprendió la huida al ver los destellos del vehículo policial acercándose. De hecho, los agentes pusieron en conocimiento de la Guardia Civil este hecho, así como una descripción física de esta persona que aún está siendo buscada.
Dentro de la furgoneta, que estaba abierta, los agentes encontraron gran cantidad de aperos agrícolas por lo que "procedieron a custodiar la misma y a efectuar una inspección por la zona, comprobando que a escasos metros una casa de aperos había sido forzada".
El agricultor fue avisado por los agentes de lo que estaba ocurriendo y éste identificó los aperos como cuyos, lo que permitió devolvérselos. Se da la circunstancia de que al comprobar la matrícula de la furgoneta se descubrió que había sido sustraída a un vecino de San Fulgencio; al parecer, con el objeto de que facilitara el robo y el transporte de los útiles de labranza. El agricultor, señala la Policía, no logró identificar otros objetos que había dentro del vehículo lo que hace sospechar a los agentes que eran fruto de otros robos cometidos por el usuario del mismo. En estos momentos, a través de la Guardia Civil, se está intentando localizar a su dueño o dueño a través de otras denuncias presentadas durante los últimos días. 
Desde hace varios meses los agricultores de la comarca vienen reclamando más seguridad para evitar los robos; incluso, han llegado a contratar vigilancia privada, en el caso de las grandes fincas; o a dormir al raso, con una escopeta en ristre para plantar cara a cualquier maleante. 

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