«Espero que estas sean las últimas elecciones a las que nuestros candidatos tengan que presentarse con escoltas». El lehendakari, Patxi López, se reafirmó ayer en la estrategia puesta en marcha por su Gobierno tras los últimos movimientos de la izquierda abertzale ilegalizada, si bien dejó entrever que está dispuesto a hacer gestos que permitan allanar el camino hacia la paz. «Estamos en un momento de esperanza, y haré todo lo posible para que se consolide», manifestó.
López fue en encargado de clausurar la Conferencia Municipal y Foral que los socialistas celebraron este fin de semana en el Palacio Euskalduna de Bilbao, en la que se sentaron las bases del programa que presentarán en los comicios de mayo. En su discurso, el lehendakari compaginó un doble mensaje: mostró un más que moderado optimismo sobre un cercano final de ETA, al tiempo que exigió a la antigua Batasuna que siga avanzando hacia la democracia y reclame a la banda terrorista su desaparición definitiva.
El jefe del Ejecutivo autónomo es consciente de que «las cosas están cambiando en la buena dirección», pero los fracasos de procesos anteriores le hacen mantener la guardia. «Lo que nos ha traído hasta aquí es la firmeza democrática, la tolerancia cero contra los violentos, el rechazo absoluto de la sociedad y la ley de partidos, que es la que ha evitado que estuvieran presentes en las elecciones partidos que eran una mera tapadera de ETA», remarcó.
López consideró que la legalización de Sortu sería «una buena noticia», puesto que demostraría que la izquierda abertzale tradicional ha «roto amarras con el terrorismo», por lo que calificó de «indecentes» las acusaciones que desde algunas formaciones nacionalistas se han vertido contra su partido, al que han acusado de actuar «por meros cálculos electorales». «No voy a permitir que nadie diga que al PSE le conviene que la izquierda abertzale no se presente a las elecciones para ganar alcaldías de manera ilegítima. Si a alguien le interesa que estén, por lo que eso significaría, es a quienes hemos sufrido en primera persona las amenazas y las muertes», replicó. El lehendakari fue incluso más allá. «El que diga que jugamos con la vida de nuestros compañeros para ganar votos es un inmoral que no merece en absoluto nuestro respeto», espetó.
La bandera de la esperanza
López no obvió la exhibición de fuerza que la izquierda abertzale protagonizó el sábado en Bilbao, durante la manifestación a favor de la legalización de Sortu, si bien aseguró haber echado en falta que pidieran a ETA «no solo un alto el fuego, que lo valoro, sino su desaparición definitiva». «Eso sí que ayudaría», consideró. El jefe del Ejecutivo, que insistió en que su partido «no participará en actos de propaganda electoral» de la antigua Batasuna, en alusión a la citada marcha, denunció así que «durante las últimas semanas solo haya habido exigencias permanentes al Gobierno y al Estado de Derecho», sin que se hiciera mención alguna a los pasos de debería dar la organización terrorista.
«Legalización, acercamiento y excarcelación de presos de la banda, una mesa de partidos para hablar de normalización, que más bien parece una ventanilla en la que algunos pretenden cobrar algún precio por la paz... Pero ninguna exigencia a ETA ni al mundo de la izquierda abertzale que le ha dado cobertura durante tantos años», censuró.
López reiteró que su partido dejará actuar a la Justicia en el caso de Sortu e insistió en que los socialistas mantendrán la misma «firmeza» que hasta ahora en la lucha contra el terrorismo. No obstante, quiso finalizar su intervención con un claro mensaje de «esperanza».
Si a principios de la semana pasada afirmaba en una entrevista en ETB que Jesús Eguiguren desplegaba «una bandera que otros no estamos desplegando porque queremos ser más cautos» -el presidente del PSE había emplazado al Gobierno autónomo a verificar si la apuesta de Sortu es seria y, en ese caso, a empezar a dar pasos como el de «hablar de los presos»-, ayer se mostró más optimista: «Quiero enarbolar la bandera de la esperanza porque creo que esta vez podemos conseguirlo», concluyó el lehendakari.
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