lunes, 21 de febrero de 2011

El pillaje acampa en La Fe tras el traslado de 158 enfermos

El servicio de seguridad cierra con cadenas los accesos del Materno-Infantil para evitar el saqueo del material 1.800 trabajadores consiguen un nuevo récord histórico en los dos centros al realizar el traslado en sólo ocho horas

PILAR G. DEL BURGO
VALENCIA
 La primera paciente que pasadas las ocho de la mañana estrenó la primera habitación del área de hospitalización de adultos, en el cuarto piso del nuevo edificio asistencial del Bulevar Sur, había pasado toda la noche en una camilla en el área de observación de urgencias del viejo hospital, tras realizarle una endoscopia urgente para esclarecer porqué sangraba por la boca y el alcance de su úlcera gástrica. El vehículo del Soporte Vital Asistido, que repitió la ruta de la semana pasada, abandonaba el pasillo de urgencias a las 7,55, un poco antes del momento previsto, pero es que ayer en el hospital de Campanar no hizo falta madrugar, porque casi nadie se fue a dormir.
Los que sí han descansado este fin de semana de frenética actividad de los 1.800 trabajadores que se han desvivido en el traslado, han sido las bandas de saqueadores que durante los últimos días han entrado en las dependencias cerradas del hospital Materno-Infantil, ya desalojado, y han reventado pilas y lavabos para llevarse las griferías, las tuberías y cualquier cosa que pudiera aprovecharse y venderse a peso: camillas, parabanes, carritos...
De hecho, los vigilantes de seguridad han tenido más trabajo esta semana, localizando las entradas de los ladrones, que durante las maniobras del traslado. El hospital ha tenido que cerrar con cadenas los accesos al sótano, planta baja e intermedias para evitar el pillaje.
Ordenadores y teclados descartados para la mudanza que se habían amontonado en rincones también han sido sustraídos en los últimos días.

Robos en el nuevo hospital
La vigilancia también se ha reforzado la semana pasada en el nuevo centro hospitalario, al detectar robos de ordenadores completos. Según ha podido saber Levante-EMV de fuentes próximas al hospital han desaparecido de los almacenes palés enteros de monitores, teclados y CPU. Para atajar los hurtos, el pasado martes los guardas de seguridad registraron, al salir, los bolsos de las trabajadoras.
En el traslado del hospital La Fe también han arrimado el hombro desde el protagonismo cero los equipos de urgencias del hospital Peset, Clínico y General de Valencia que desde las tres de la tarde del pasado viernes y hasta el próximo martes han reforzado sus dispositivos para atender las urgencias que La Fe (ni la vieja ni la nueva) podían asumir por estar inmersas de lleno en el vértigo del traslado. Los equipos estaban preparados por si en Valencia o alrededores ocurría algún imprevisto que requiriera disponer de más de un centenar de camas.
Otros centros que también han echado una mano importante a sus compañeros de La Fe han sido el hospital de Manises y Alcira que han atendido patología más banal y el General de Alicante que ha asumido pacientes de UCI y los del área de quemados.
Desde que se inició el operativo del traslado se han derivados más de 2.000 pacientes de cirugía a los hospitales referidos.

Cien altas en un día
A pesar de que la Conselleria de Sanidad anunció el pasado viernes que se trasladarían 260 enfermos, la consigna era dar de alta a todos los pacientes posibles para reducir al máximo el número de usuarios a trasladar. En tan solo unas horas, el hospital envió a casa a un centenar de enfermos.
El segundo paciente que llegó al hospital del Bulevar Sur, tras la afectada con la úlcera, fue un lesionado medular y a continuación comenzó el goteo de los pacientes críticos que fueron trasladados en unidades del SAMU, que hicieron el recorrido precedidas de un motorista de la Policía Local.
Como el domingo pasado, la policía local se situó en los cruces estratégicos para facilitar el tránsito de los 40 vehículos que en un tiempo récord de ocho horas trasladaron 158 enfermos, 40 de ellos críticos de Intensivos y Reanimación.
El dispositivo de salida se organizó en tres muelles: el del edificio de Rehabilitación, urgencias del Pabellón Central de donde salieron los 40 enfermos graves y el Maternal, de donde partieron los médico-quirúrgico, tras recorrer la pasarela que lo comunica con el Central. El último paciente ingresó en el nuevo centro a las 15,51 horas. Una unidad del SAMU permaneció en urgencias de Campanar para trasladar a cualquier paciente grave que llegara.

Los que se quedan
En tres plantas de la Residencia General permanecen los pacientes trasplantados que se encuentran en aislamiento y 38 crónicos, que son la avanzadilla del centro de media y larga estancia en el que se convertirá La Fe de Campanar en los próximos meses con 120 camas. También se quedan los laboratorios. Y a partir de hoy, las urgencias de la calle Alboraya se trasladan a las de la antigua Fe para atender durante 24 horas la patología más banal.

«Estamos todos con muchas ganas»
El primer paciente que inauguró las urgencias de adultos del hospital del Bulevar Sur fue un hombre que llegó con desprendimiento de retina y la segunda, una mujer con faringitis. Aunque el quirófano de urgencias estaba preparado desde las ocho de la mañana por si se llegaba algún paciente de gravedad, permaneció inactivo hasta la hora de cierre de esta edición. El nuevo servicio de urgencias atendió 276 pacientes: 171 adultos, 80 de Infantil y 25 de Maternal. A mediados de semana comenzará a funcionar el bloque quirúrgico que hoy y mañana ultimarán los preparativos necesarios.

Pasillos largos y paella de menú
Pura Moya, natural de Venta del Moro, y su hijo Juan Carlos Yebes, familiares de Victorio Yebes, que fue uno de los 118 pacientes no graves trasladados declararon que habían sido muy bien informados antes y después del traslado por el personal sanitario. La mujer comentó que la habitación estaba muy bien pero que en el hospital los pasillos son larguísimos, «te pierdes en ellos», agregó.
El hijo del paciente, ingresado en el área de Cardiología, elogió las ventajas de estar en una habitación individual pero criticó el precio del alquiler de la tele de plasma: un euro, una hora ó 4 euros, todo el día.
El servicio de cocina de La Fe preparó ayer una paella a mediodía, con sus variedades sin sal y sin carne, para mantener el tradicional menú del domingo.
Por otra parte, la jefa de sección de Gastroenterología, Pilar Nos Mateo, declaró «estamos todos con muchas ganas» de comenzar su actividad en el nuevo edificio. «Es una oportunidad única para empezar con mucha ilusión porque esto se había quedado pequeño y oscuro y allí hay hay muchísima luz y la última tecnología».
La adjunta a la subdirección de enfermería, Amparo Carreres Tomás, que lleva 37 años trabajando en el hospital de Campanar, se emocionó ayer mientras recordaba las últimas horas pasadas en el buque de la sanidad valenciana: «Aquí lo hemos compartido todo, el noviazgo, hemos parido, asistido a nuestros familiares, acompañado a los que faltan..., duele dejar esto porque es como nuestra segunda casa». Amparo destacó el esfuerzo de las compañeras que habían doblado el turno y las voluntarias que acudieron para despedir al ultimo paciente de la sala.
Por su parte, el conseller de Sanidad, Manuel Cervera, elogió el esfuerzo de los profesionales que han hecho posible este segundo récord sanitario histórico.
El presidente de la Generalitat, Francisco Camps y la alcaldesa, Rita Barberá, visitaron el edificio y saludaron a varios enfermos.

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