lunes, 13 de abril de 2009

«Impresionante», dice Villa del recibimiento de Gijón


Más de 2.000 aficionados esperaron durante horas al goleador asturiano en busca de un autógrafo o una fotografía
Gijón, J. E. CIMA
«Estoy impresionado. Esperaba gente, pero no esta multitud». Así de desbordado estaba David Villa, delantero del Valencia, cuando llegó la expedición del equipo al hotel gijonés donde se hospeda. Más de dos mil personas acudieron ayer para fotografiarse y lograr un autógrafo de David Villa. El goleador de Tuilla vuelve por primera vez a jugar en El Molinón como rival del Sporting. Los aficionados se volcaron. Entre ellos, sus antiguas profesoras del Instituto Jerónimo González, de Sama de Langreo, con quienes departió durante unos minutos.

El recibimiento a la estrella del Valencia y de la selección española fue una locura, como lo prueba que los primeros en guardar cola lo hicieron durante ocho horas. Se trataba de las gijonesas María del Mar García y Xana Casielles, madre e hija, que se presentaron delante del hotel AC al mediodía y esperaron para ver a Villa hasta las 20 horas.

La joven Xana Casielles reconoce que «fue un momento de mucha emoción el fotografiarme con Villa. Me dolería mucho más si es él quien le marca al Sporting. Es un símbolo para este club y lo lleva siempre presente en muchas de sus declaraciones y celebraciones». Mostraba orgullosa una camiseta de la selección firmada, como unos pósteres de cuando era jugador del Sporting y ahora de la selección. Su madre María del Mar explica que «nos pusimos a esperar y mereció la pena hacerlo por Villa».

Las profesoras del Instituto Jerónimo González, de Sama, donde estudió Bachillerato Villa, acudieron a la cita gijonesa junto a medio centenar de alumnos. Llevaban unas camisetas con el nombre del instituto y del jugador que se las entregaron felices. Villa les recompensó con otras firmadas de su actual club y recordaron tiempos pasados. La directora Charo Granda señala que «era su profesora de Educación Física. Villa era un chaval muy activo. Le agradecemos este recibimiento». Mientras que Ester Díaz, que fue su profesora de Lengua, reconoce que «a veces era un poco trasto, pero tenía solución. Sigue siendo un cielo».

David Villa, que tuvo que dar una improvisada rueda de prensa, confesó que «al llegar en el autobús al hotel, todos quedamos asombrados de la cola que había. Les estoy muy agradecido a los aficionados e intentaré firmar todos los autógrafos que pueda». Quini, delegado del Sporting, también pasó a saludarle, como hizo con el otro asturiano Juan Mata a quien esperaba su madre, gijonesa.

Preciado por la mañana había dicho que antes del partido «le iba a dar hasta siete abrazos; pero durante el juego, si pasaba cerca del banquillo, igual le lanzo unos mordiscos». Villa respondió que «ya me habían mandado mensajes sobre esto. Es normal porque en el campo somos rivales. Que nadie dude que necesitamos los puntos y que voy a ir con todas las de la ley a por el triunfo. Otra cosa es que me salga o no un buen partido. Es una pena tener que venir a jugar en estas circunstancias, con el Sporting en esa situación».

Numerosos agentes del orden y de seguridad privada tuvieron que multiplicarse para mantener la cola bien organizada. Hasta los miembros del departamento de prensa del Valencia cogían las máquinas fotográficas de los aficionados para hacerles una foto con Villa y ganar tiempo. El de Tuilla demostró una vez más su gran temple y cariño por los aficionados y no paró de firmar autógrafos en camisetas de la selección, del Valencia y sobre todo del Sporting.

Fue la apoteosis del Guaje en su regreso a su casa deportiva.

No hay comentarios: