martes, 28 de abril de 2009

Los 'perros de la guerra' se apuntan a la lucha contra los piratas


El cartel de acceso al puerto de Berbera indica que no se puede entrar con alimentos o tabaco. Pero tampoco con granadas de mano o ametralladoras. La señal no es óbice para que el capitán ruso George Dzhioev admita sin reparos que su navío, el Mary Queen, viaja con dos milicianos somalíes armados con AK-47. "Están aquí desde hace un mes. Ahora esta zona es muy peligrosa. Pasamos las noches de vigilancia. Un marinero y un somalí con su ametralladora", explica sentado en la cubierta mientras los empleados de la instalación portuaria descargan el cemento que ha traído desde Omán a través del Golfo de Adén.

La conversación con Dzhioev no tiene nada de inusual. El director del reciento, Ali Hor Hor, aclara que recomienda desde hace meses a los navegantes que "contraten gente armada". Es más, su sugerencia es que no sólo se equipen con fusiles sino "con armas más pesadas".

"Es una solución que puede detener a los piratas por el momento aunque es cierto que tiene el riesgo de que todo esto degenere en combates entre barcos (piratas contra navíos comerciales armados)", dice sentado en su despacho.

El diálogo con Dzhioev y Hor Hor es tan sólo un reflejo de la escalada que está propiciando la crisis de la piratería somalí, cuya mejor expresión quedó de manifiesto el sábado cuando guardias de seguridad privados israelíes embarcados en un crucero de lujo italiano repelieron a tiros un asalto los mismos.

La posibilidad de recurrir a paramilitares al estilo de lo que ocurrió durante la guerra de Irak es una tendencia creciente desde octubre pasado, cuando la aseguradora inglesa Swinglehurst firmó un contrato a tal efecto con Hart Security, la sociedad establecida en 1999 por el ex miembro de las fuerzas especiales del Reino Unido y ahora flamante "Lord", Richard Westbury, que también se significó por su presencia en la guerra iraquí.

Ambas firmas ofrecieron "descuentos" en las primas de los seguros para los buques que atravesaran el Golfo de Adén bajo la "protección" de los paramilitares de Hart Security.

En las mismas fechas la controvertida compañía Blackwater comenzó a promover sus "servicios" en la región y anunció el envío al área de su primer barco "anti-pirata", The McArthur, que puede transportar a 40 paramilitares armados y un helicóptero de ataque.

"Podemos responder a los disparos. El derecho a la defensa propia está reconocido en aguas internacionales", expuso la portavoz de Blackwater, Anne Tyrrel, en aquel entonces.
Negociadores y equipos de rescate

Una terca compañía, Hollowpoint Protective Services (HPS), ha llegado a ofrecer "negociadores" en caso de secuestro y hasta equipos de hombres armados dispuestos a protagonizar un rescate por la fuerza. "Se trata de hacer una demostración de fuerza", proclamó John Harris, propietario de HPS.

Como en Irak, estos consorcios integrados en gran parte por antiguos mercenarios de truculento historial –los llamados 'perros de la guerra'- se han visto atraídos por un negocio con tantas perspectivas como contundentes son las facturas que ya están abonando las compañías afectadas. Steffen Tunge, director de B+H Equimar cuyas oficinas principales se encuentran en Singapur, reconoció recientemente que desde octubre esa firma ha gastado 350.000 dólares (270.000 euros) en el alquiler de guardias privados sin armas. Las empresas que sólo usan esta modalidad cobran entre 9.000 y 13.000 euros por travesías que duran de tres a cinco días.

"Puede ser el mayor mercado desde Irak. El potencial es enorme. Hay que estudiar las implicaciones legales pero creo es hacia eso hacia lo que nos dirigimos", manifestó un miembro de una entidad privada de seguridad con sede en Nairobi a la agencia Afp.

El vicealmirante Bill Gortney, que lidera la V Flota de EEUU que actúa en la zona desde su base principal en Bahrein, es el principal instigador de esta nueva práctica que incluso pretende ser utilizada por las embarcaciones españolas. "Creo firmemente en los guardias armados, porque estás trabajando contra una actividad criminal. Es lo que estamos promoviendo", apuntó el militar.

Sin embargo son legión los expertos y destacados dirigentes somalíes que también han alertado sobre los innumerables riesgos que conlleva esta opción. La misma Organización Marítima Internacional, el departamento especializado en estos asuntos de la ONU, ha sugerido que los expertos privados podrían entrenar a las tripulaciones en maniobras evasivas o en como proteger mejor el barco pero ha desaconsejado la contratación de paramilitares armados.

"En Somalia hay una increíble cantidad de armas. La lógica dice que si los piratas ven que les están disparando con fusiles, la próxima vez dispararán cohetes anti tanque y después cañones antiaéreos. Toda esta dinámica es un trágico error. La solución no es un incremento de la violencia sino ayudar a las autoridades de Somalia para que ellas acaben con la anarquía", observó a elmundo.es el ex ministro de Asuntos Exteriores somalí, Ismael Hurreh.

Algunas compañías de seguridad respaldan estas críticas. Para David Jonson, director de la empresa Eos, "las armas abordo van a llevar a una escalada. No queremos convertir esa parte del mundo en el Salvaje Oeste", manifestó a AP.
Los métodos 'no letales'

Eos es una de las firmas que han preferido recurrir a los llamado métodos "no letales" para defender los navíos en los que están trabajando sus empleados. Técnicas tan simples como engrasar la cubierta para que los salteadores no sean capaces de mantenerse en pie, colocar alambradas en los laterales para evitar que puedan acceder al barco, instalar mangueras de agua de alta presión a las que recurrir para bloquear el asalto o potentes haces de luz con los que deslumbrarlos.

La citada naviera B+H Equimar reveló hace días que sus 14 barcos están colocando maniquíes vestidos con uniformes militares y falsos fusiles para disuadir a los posibles atacantes.

Pero la ONG Ecoterra ha alertado al mismo tiempo que esta singular crisis está sirviendo para que las empresas especializadas prueben toda una panoplia de "armas no letales" de última generación cuyos efectos todavía se desconocen.

Esta organización especializada en piratería afirma que los navíos de EEUU usan ya un arma sónica conocida como Sistema Acústico de Largo Alcance (Lrad) que los uniformados consideran extremadamente efectivo en un radio de entre 100 y 200 metros y que obliga a los atacantes a replegarse ante el sonido ensordecedor que difunde. Los modelos más avanzados disponen de rayos láser que pueden cegar temporalmente al miliciano y pueden costar hasta 96.000 euros.

Otra de estos inventos ha recibido el apodo del "rayo doloroso", un haz de energía que se clava en la piel y que produce una sensación de calor insoportable.

Los marines de EEUU han diseñado incluso un "barco robot" al estilo de los aviones no tripulados que vigilan los cielos de Irak e Afganistán. "Tienen la habilidad de ser nuestros ojos y oídos en el mar, pero también podrían ser nuestra fuerza para proteger los puertos", precisó el capitán Paul Siegrist, de la armada norteamericana.

Según Ecoterra, los estadounidenses ya están usando los mini aeroplanos para vigilar las costas somalíes y para acomodarse al carácter cada vez más mediático que está adoptando esta crisis han decidido apodarlos con nombres tan sugerentes como Jack Sparrow, uno de los protagonistas de Piratas del Caribe.

"Hay que establecer unas normas de comportamiento para que estas pruebas no se realicen durante la operación en aguas somalíes", denunció Ecoterra en diciembre.

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