martes, 28 de abril de 2009

Los vecinos piden más restricciones en Lola Flores durante la Motorada


Temen que la explanada trasera de la avenida se convierta en un botellódromo Solicitan que el Consistorio o los bares de la zona limiten el acceso al recinto
Mientras los aficionados cuentan con ilusión los días que faltan para la celebración del Gran Premio, en algunas zonas de Jerez como Chapín los vecinos aguardan con resignación y cierto temor los acontecimientos. Tras dos años de respiro en los que las áreas residenciales y el centro histórico de la ciudad estuvieron cerrados a las motos, el nuevo dispositivo con la apertura de algunas calles ha vuelto a poner en alerta a los ciudadanos, que ven peligrar nuevamente su derecho al descanso.
Aunque vías como Amsterdam o Estocolmo permanecerán cortadas para los vehículos de dos ruedas, en otras más comerciales como la avenida de Lola Flores estará permitida su circulación, lo que no termina de convencer a la asociación de vecinos. «Yo entiendo que los locales de copas y los comercios harán su negocio -apuntaba el presidente del colectivo, Ángel Magro-, pero nuestro temor es que en la explanada que hay justo detrás se acumule la gente, como suele ocurrir con el botellón».
El lugar al que el representante de los residentes se refiere suele concentrar a un número importante de jóvenes que se dedican a consumir bebidas alcohólicas, a pesar de que la ley prohíbe hacerlo fuera del botellódromo. Por ello, con la cantidad de personas que se darán cita en la zona de movida de Lola Flores, los vecinos temen que «haya peleas y todo se descontrole, porque puede pasar cualquier cosa».
Ante esta perspectiva, los afectados piden que se extreme la seguridad en el recinto, incluyendo el control de la entrada y salida de vehículos, algo que aseguran haberle solicitado de forma expresa a la alcaldesa, Pilar Sánchez, en su última visita a Chapín. En el caso de que la vigilancia no sea asumida por el Ayuntamiento, los vecinos son partidarios de que los propios locales sean los que se encarguen de la seguridad, ya que dan por supuesto que la mayoría de los que allí acudirán serán clientes de estos bares.
Razones no les faltan para mostrarse recelosos, como explica Magro, teniendo en cuenta la experiencia que en este sentido arrastran desde hace años. «Cuando hemos llamado a la Policía Local y han venido, nos han dicho que era cosa de la Nacional. Hemos llamado entonces a éstos y se han escudado en que eso era cosa de los antidisturbios, sin que ellos puedan hacer nada, así que no sabemos cómo lo van a hacer pero nosotros lo advertimos, porque siempre es mejor prevenir que curar».
Su preocupación, no obstante, no se limita a la inminente llegada de la Motorada. La asociación ya tiene puestas las miras en la Feria del Caballo, y su presidente lamenta que se haya cumplido un año sin que la delegada de Participación Ciudadana, Miriam Alconchel, se haya puesto en contacto con ellos para tratar determinados asuntos. Concretamente, Magro demanda que también se controlen «ciertos aspectos que no se pulieron en la anterior edición», como la falta de aparcamiento para los residentes o la inseguridad en sus calles.
Robos y vandalismo
«Los vecinos no podían aparcar y hubo rotura de retrovisores y parabrisas, hasta el punto de que en algunas urbanizaciones como en Jerez Norte contrataron a una empresa de seguridad privada porque había robos hasta en los garajes y la gente estaba asustadísima. Hacían incluso fogatas por allí cerca y los vovij les pedían dinero para aparcar en sus propias calles, por lo que también convendría ampliar el dispositivo de seguridad». Los vecinos de la plaza del Caballo, otro de los colectivos afectados, se muestran «a la expectativa» con respecto a la celebración de los próximos eventos, y no dudarán en desenterrar otra vez el hacha de guerra si vuelven a sentir amenazados sus intereses.

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