Los efectivos de la 'operación Atalanta' contra la piratería detuvieron en marzo a 55 asaltantes y seis barcos nodriza. Desarticularon diez grupos de abordaje y destruyeron once esquifes
MANUEL BARRAL
A CORUÑA Los intentos de secuestro y avistamientos de esquifes en aguas del Índico son cada vez más frecuentes. El fin de la época de los monzones ha provocado una escalada en los ataques piratas que afecta directamente a la flota española que faena frente a la costa este de África. España cuenta con 22 atuneros en el Índico -trece con pabellón español y nueve con bandera de terceros países, como Seychelles, pero de capital español-. En lo que va de mes, un tercio de la flota atunera -siete de los 22 buques- ha tenido algún encuentro con los piratas somalíes, a lo que se suman los incidentes de los buques auxiliares Taraska y Ortube Berria, que el viernes repelieron un ataque según la armadora Albacora.
La mayor presencia de los piratas en el mar también ha quedado patente con el aumento de los apresamientos de asaltantes somalíes durante este mes. La misión europea contra la piratería Atalanta ha detenido en marzo a 55 bucaneros y seis embarcaciones nodriza, desarticularon diez grupos de abordaje y destruyeron 11 esquifes. El problema, según la flota, está en si los bandidos son juzgados o se liberan sin ningún castigo, lo que, dicen, los anima a seguir con su actividad delictiva. Además, los armadores piden un mayor control de los puertos de salida de los piratas porque "una vez que están en alta mar es imposible saber donde se encuentran".
Esto es lo que ha facilitado los últimos intentos de secuestro de atuneros españoles. La flota se ha desplazado a la zona que se supone más tranquila, al sur de las islas Seychelles, pero en los últimos días se han registrado incidentes incluso en aguas del archipiélago. Siete atuneros españoles vivieron episodios con los piratas, además de otros dos buques de apoyo, pero lograron huir y no tuvieron que lamentar daños personales ni materiales gracias a la intervención de los agentes de seguridad.
. 'Albacan'. El buque español, con 14 gallegos entre sus 30 marineros, logró escapar el 4 de marzo del ataque de un esquife pirata a 350 millas de las costas de Kenia. Los tres vigilantes de seguridad que custodian el barco detectaron la embarcación por popa con cuatro hombres armados a bordo. Tras un intercambio de disparos, los bucaneros lanzaron una granada hueca contra el atunero que no causó daños. La respuesta del personal armado obligó a los piratas a desistir del abordaje.
. 'Intertuna Dos', 'Intertuna Tres' y 'Artxanda'. Cada uno de estos buques sufrió un ataque el 5 de marzo por distintos grupos de somalíes. La intervención de los miembros de seguridad privada evitó el secuestro. Ese día las fuerzas de la operación Atalanta detuvieron a dos grupos de 11 asaltantes y se cree que uno de ellos es el que intentó capturar al buque de la empresa vasca Albacora Intertuna Dos.
. 'Txori Argi'. El asalto al barco de la armadora vasca Inpesca se produjo el 15 de marzo a 80 millas de las Seychelles, zona en la que hasta ese momento no se había detectado actividad pirata. El atunero, con 14 gallegos entre sus 29 marineros, logró escapar gracias a la seguridad privada. Los cuatro agentes realizaron dos ráfagas de disparos contra sus perseguidores, que desistieron de su intento.
. 'Txori Toki'. El pesquero, con 10 gallegos a bordo, avistó el 16 de marzo un esquife pirata con hombres armados a bordo a siete millas de distancia cuando se encontraba a 330 millas de Kenia. El buque cambió de rumbo y consiguió evitar a los asaltantes.
. 'Txori Aundi'. Los bucaneros somalíes atacaron este atunero el 18 de marzo en aguas de Seychelles. Los vigilantes de seguridad repelieron el intento de abordaje tras una persecución de 30 minutos y el lanzamiento de dos ráfagas de disparos a un esquife que se acercó hasta dos millas de la embarcación.
. 'Taraska' y 'Ortube Berria'. Los dos buques auxiliares fueron atacados el viernes por dos lanchas rápidas de los corsarios, según la empresa armadora Albacora, que fueron repelidas por los agentes privados tras un tiroteo. A pesar de la afirmación de la empresa, el patrón del Taraska aseguró que fue una "falsa alarma" y que sólo vieron un objeto flotante que finalmente comprobaron que no se movía.
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