El anuncio coincide con un ataque frustrado a un atunero.La embarcación llegará a Somalia con 100 militares para vigilar puertos.
Del puerto de Cartagena, en Murcia, partirá la semana que viene hacía el Índico el patrullero oceánico Vencedora con un centenar de militares a bordo que asumirán la nueva misión de vigilar los puertos somalís que sirven de refugio de piratas y de abordar toda embarcación sospechosa de llevar a bordo a estos nuevos corsarios de alta mar. El anuncio, realizado ayer en Bruselas por la ministra Carme Chacón, coincidió con un nuevo intento de secuestro de un atunero vasco, el Albacán, que tras un tiroteo entre sus vigilantes de seguridad y los piratas logró escapar sin daños entre la tripulación, aunque una granada impactó en el casco causando desperfectos en la enfermería.El refuerzo militar español en la operación Atalanta iba a ser anunciado por la ministra durante su comparecencia de ayer en el Parlamento Europeo. El nuevo ataque pirata fue una coincidencia que sirvió a la delegación española para volver a reiterar a los Veintisiete la necesidad de que incrementen su aportación a la operación Atalanta. España ha sido la primera en anunciar que envía un barco más y otros 100 militares, pretendiendo arrastrar a sus socios europeos que la semana pasada en Palma ya se comprometieron a reforzar esa misión.
ARMAMENTO El ataque de ayer, a las ocho de la mañana hora española, se suma a los otros 10 asaltos sufridos por atuneros vascos en las aguas del Índico desde el 2007. En octubre pasado, en plena crisis del Alakrana, que fue secuestrado durante 47 días, el Gobierno accedió a las reivindicaciones de los armadores vascos y permitió la presencia en los buques de vigilantes de seguridad privada con armamento militar para neutralizar los ataques piratas. Actualmente hay 22 atuneros faenando en el océano Índico y todos cuentan con vigilantes a bordo que en tres ocasiones, contando la de ayer, han repelido a tiros el intento de abordaje de los corsarios.
El Albacán, de la armadora Albacora y con base en Bermeo, navegaba a 350 millas de la costa de Kenia cuando los vigilantes de seguridad avistaron la típica embarcación usada por los piratas, un bote de unos nueve metros de eslora, de plástico y color blanco. Durante el tiroteo entre los vigilantes y los piratas, estos últimos atacaron al pesquero con una granada, que impactó en la estructura, sin que se produjeran víctimas.
Dos horas después del ataque, el atunero ya faenaba con absoluta normalidad. A pesar de que los responsables de la empresa armadora dieron por buena la versión de que los vigilantes repelieron el ataque disparando contra los piratas, fuentes de la empresa de seguridad de los agentes negaron que estos tuvieran que disparar.
Hasta ahora, la misión contaba con grandes fragatas --España tiene a la Navarra-- y aviones de vigilancia que han centrado sus esfuerzos en el golfo de Adén, pero que no han podido evitar secuestros o ataques en las zonas más meridionales, las preferidas por los atuneros vascos, a pesar de las llamadas de atención del mando de la operación Atalanta.
Pero el nuevo encargo de vigilar los puertos y abordar los pequeños esfiques para neutralizar a los corsarios obliga a los militares a convertirse en una guardia costera que se desplegará en una línea de 250 millas en torno a Somalia.
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