Trabajadores de Urgencias del Hospital Neurotraumatológico aseguran que los vigilantes de seguridad hicieron un uso excesivo de la fuerza para reducir a un indigente ebrio que se encontraba en la sala de espera, la noche del lunes. El paciente, un varón de mediana edad, pasó la madrugada en Observación de Salud Mental.
Es un antiguo conocido de la Policía Local, de los servicios de Urgencias del Hospital Médico-Quirúrgico y del Neurotraumatológico y de los profesionales del 061 y del Dispositivo de Cuidados Críticos y Urgencias (DCCU). Anoche, por enésima vez fue trasladado por la Policía a las Urgencias del Neurotraumatológico en estado de embriaguez, según señalan los trabajadores del propio servicio. Explican que dejaron a este hombre en la sala de espera, donde el paciente permaneció durante unos momentos. Al cabo del rato, informa la jefatura del área, el enfermo encendió un cigarro dentro de las instalaciones del centro hospitalario, por lo que fue amonestado por los trabajadores de admisión, que le pidieron que lo apagara. Estas mismas fuentes añaden que el hombre se negó y se encaró con los empleados, por lo que estos reclamaron la presencia de los vigilantes de seguridad.
La jefatura del servicio reconoce que se produjo una gran trifulca y forcejeo para tratar de reducir a este hombre. Sin embargo, trabajadores y testigos presenciales del incidente atestiguan que, según percibieron, los vigilantes hicieron un uso indebido y excesivo de la fuerza, especialmente, si se tiene en cuenta que el indigente estaba muy bebido y no tenía arma alguna de defensa. Expertos en seguridad privada consultados por este periódico aseguran que el reglamento permite al profesional el uso de la fuerza, pero contempla que la respuesta del vigilante sea equivalente a la agresión que se trata de sofocar. En este caso, las personas que fueron testigos del suceso consideran que la respuesta fue “desproporcionada” y que el indigente no tenía posibilidad de defenderse de los golpes, por lo que salió muy mal parado. Los responsables del área informaron de que el hombre permaneció en Observación durante la noche, a cargo del servicio de Salud Mental. Sin embargo, aclararon que, como ya es habitual en el comportamiento de esta persona, una vez que se le pasan los efectos del alcohol solicita el alta voluntaria y vuelve a la calle. Irene Bueno /Jaén
Es un antiguo conocido de la Policía Local, de los servicios de Urgencias del Hospital Médico-Quirúrgico y del Neurotraumatológico y de los profesionales del 061 y del Dispositivo de Cuidados Críticos y Urgencias (DCCU). Anoche, por enésima vez fue trasladado por la Policía a las Urgencias del Neurotraumatológico en estado de embriaguez, según señalan los trabajadores del propio servicio. Explican que dejaron a este hombre en la sala de espera, donde el paciente permaneció durante unos momentos. Al cabo del rato, informa la jefatura del área, el enfermo encendió un cigarro dentro de las instalaciones del centro hospitalario, por lo que fue amonestado por los trabajadores de admisión, que le pidieron que lo apagara. Estas mismas fuentes añaden que el hombre se negó y se encaró con los empleados, por lo que estos reclamaron la presencia de los vigilantes de seguridad.
La jefatura del servicio reconoce que se produjo una gran trifulca y forcejeo para tratar de reducir a este hombre. Sin embargo, trabajadores y testigos presenciales del incidente atestiguan que, según percibieron, los vigilantes hicieron un uso indebido y excesivo de la fuerza, especialmente, si se tiene en cuenta que el indigente estaba muy bebido y no tenía arma alguna de defensa. Expertos en seguridad privada consultados por este periódico aseguran que el reglamento permite al profesional el uso de la fuerza, pero contempla que la respuesta del vigilante sea equivalente a la agresión que se trata de sofocar. En este caso, las personas que fueron testigos del suceso consideran que la respuesta fue “desproporcionada” y que el indigente no tenía posibilidad de defenderse de los golpes, por lo que salió muy mal parado. Los responsables del área informaron de que el hombre permaneció en Observación durante la noche, a cargo del servicio de Salud Mental. Sin embargo, aclararon que, como ya es habitual en el comportamiento de esta persona, una vez que se le pasan los efectos del alcohol solicita el alta voluntaria y vuelve a la calle. Irene Bueno /Jaén
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