Que, después de su primera semana, la huelga de las instalaciones deportivas públicas se está recrudeciendo pudo constatarse el lunes, en el complejo municipal de Vilagarcía, cuando los piquetes se personaron en las instalaciones para increpar a los empleados que acudían a su puesto de trabajo. Un día después arrojaron basura y realizaron varias pintadas. Ayer, la tensión subió un escalón más al introducirse un grupo de encapuchados en el interior del edificio y verter pintura y detergente jabonoso en el agua de las dos piscinas.
La incursión se produjo hacia las tres y media de la tarde. La empresa que gestiona las instalaciones, Serviocio, había recurrido a una compañía de seguridad para garantizar el acceso de los usuarios y evitar que los piquetes se encarasen con los trabajadores. No obstante, el vigilante que se encontraba de servicio poco pudo hacer frente a la veintena de individuos que, cubiertos sus rostros y sin mediar palabra, entraron a la brava en el edificio. Una vez allí no perdieron el tiempo. Se encaminaron directamente a la zona de las piscinas armados con varios botes llenos de pintura, amarilla y violeta, y un lavavajillas líquido. En ese momento había en el agua un par de bañistas, que rápidamente la abandonaron al observar que los encapuchados arrojaban el contenido de sus botellas en ella.
Con la misma rapidez abandonaron el complejo, no sin antes arrancar una de sus puertas. La dirección cursó la correspondiente denuncia, de forma que agentes de la Policía Nacional se esforzaban, apenas media hora después, por encontrar algún tipo de huella que permita identificar a los autores del sabotaje. Mientras, el equipo de mantenimiento de Serviocio trataba de concluir si era preciso o no vaciar por completo las piscinas. Si fuese así, el proceso de vaciado, llenado y calentamiento del agua exigiría no menos de tres o cuatro días. El gimnasio, las salas y el SPA continúan funcionando, en cualquier caso, con absoluta normalidad.
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