Bilbao. Los vigilantes de seguridad del metro ya no pueden más. No sólo sufren cada vez más agresiones cuando están cumpliendo con su trabajo -tres en este mes de febrero-, sino que desde hace dos semanas han visto reducida su plantilla para vigilar las estaciones del tronco común que discurre entre Etxebarri y San Inazio. Los guardas han denunciado la situación y anuncian también movilizaciones para exigir a la dirección de Metro Bilbao que se replantee esta decisión. La empresa, por su parte, asegura que el servicio de vigilancia en el metro es "suficiente".
Los trabajadores de seguridad denuncian que los efectivos del fin de semana se han reducido de 19 a 16 en las doce estaciones del metro que hay entre Etxebarri y San Inazio; de lunes a viernes, seis vigilantes y un responsable tienen que hacerse cargo de la vigilancia de todo este tronco común, lo que supone menos de un guarda por cada estación.
Desde hace dos años, además, aseguran que ni siquiera se refuerzan las estaciones más problemáticas -como Casco Viejo, Abando o Deusto- los días de grandes aglomeraciones nocturnas como los pasados carnavales. "Trabajamos los mismos vigilantes y, en vez de aumentar la plantilla, se traslada a algún vigilante de otra estación menos conflictiva, quedando ésta vacía de seguridad", denuncia uno de los trabajadores. Por todo ello, no descartan realizar movilizaciones para que la dirección de la empresa reconsidere esta decisión y vuelva a incrementar los vigilantes en las estaciones del suburbano.
Una decisión "peligrosa" Para el comité de empresa de Prosegur -la compañía que se hace cargo de la seguridad en estas estaciones del metro-, la reducción de la plantilla es "improcedente" y advierten de que puede ser "peligrosa" para la seguridad tanto de los propios usuarios del metro como para los vigilantes. "Con una reducción de plantilla las agresiones pueden estar a la orden del día y pueden darse situaciones más peligrosas donde no se pueda intervenir adecuadamente", alertan.
Una opinión compartida a pie de calle por un vigilante que lleva más de seis años trabajando para garantizar la tranquilidad en el suburbano. "Metro Bilbao no se toma en serio la seguridad. Ellos lo que quieren es que haya un vigilante por cada estación o cada dos estaciones, y se nos vea, nada más", denuncia. Advierte de que esta reducción de plantilla es "ilógica", más aún cuando el número de altercados y agresiones que están sufriendo en los últimos años se está disparando.
Este trabajador achaca la situación al recorte del "presupuesto de la Diputación para el metro, lo que supone que hay una reducción de horas y, consecuentemente, del número de vigilantes". Sin embargo, desde el propio comité de empresa rechazan que haya una motivación económica para esta decisión, ya que "Metro Bilbao es una empresa que no tiene ningún problema económico".
"suficiente" Por su parte, desde la dirección de la compañía se asegura que la seguridad en el suburbano es "suficiente", ya que además del personal que compone la plantilla de vigilantes disponen de otros servicios como un sistema cerrado de televisión a lo largo de toda la red con 650 cámaras, detectores de presencia en cada cuarto técnico y oficinas de atención al cliente, detectores volumétricos y luminarias. También enmarca las decisiones sobre la plantilla en la propia empresa que se hace cargo de la seguridad de las estaciones, en este caso Prosegur. "Nosotros contratamos un servicio de seguridad con unos parámetros determinados pero no detallamos cuántos vigilantes hay en cada estación o cómo es la organización interna", señalan.
No es la única queja de los vigilantes de seguridad del metro, que sufren también un mayor número de altercados y agresiones en los últimos años. Reclaman una mayor autoridad, ya que actualmente no pueden pasar de una mera retención del presunto delincuente -al no tener las mismas competencias que los agentes de Policía-, para hacer frente a comportamientos, denuncian, cada vez más agresivos contra ellos. "La sociedad ha evolucionado de tal forma que ahora la no nos respeta. Hay personas que se dedican a insultarnos y a pegarnos, porque no es lo mismo que nos agredan a nosotros que a un policía", denuncian. Ponen como ejemplo la situación en la que se encuentran los vigilantes que trabajan dentro de los trenes de Renfe, que sí tienen la categoría de agentes de autoridad. "Ahora estamos atados de pies y manos, porque legalmente podemos hacer muy poco", lamentan.
Una situación que advierten que puede incluso llegar a afectar a su trabajo para garantizar la seguridad en las estaciones del metro. "Estamos cansados de ir a juicios, perderlos y que tengamos que pagar las costas; de que nos sancionen económicamente o de que nos echen del trabajo por haber tenido un par de problemas con algún usuario. Ante esa actitud, ¿qué hacemos? Mirar a otro lado", advierten. Igualmente, desde 2009 visten una indumentaria que consideran ilegal. "La dirección nos ha impuesto llevar encima de nuestra ropa de trabajo un peto reflectante que no es legal. Lo hemos denunciado al Gobierno Civil aunque, por el momento, no hemos obtenido respuesta", finalizan.
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