viernes, 12 de febrero de 2010

La Policía reforzará la seguridad el sábado de Carnaval tras los incidentes del pasado año

Ginebra, ron y coca-cola versus tanguillos, pitos y comparsas. Los amantes del botellón estarán a buen seguro haciendo acopio de provisiones de cara a la gran fiesta etílica que se vive en las calles de Cádiz en su primer día de Carnaval. El temible sábado es la noche que concentra a mayor número de foráneos y produce una estampida de gaditanos, que optan por aplazar la celebración de su fiesta para el resto de jornadas, marcadas por la coplas en la calle y un ambiente más carnavalero.


Hace un año este periódico pudo constatar cómo la masiva afluencia -las cifras oficiales del Ayuntamiento hablaban de 400.000 personas reunidas en la capital- junto con las obras que cercaban el casco antiguo conformaron un cóctel explosivo que derivó en una noche caótica, definida por la Policía Nacional como la peor en los últimos años: más de un centenar de heridos e intoxicados por los excesos del alcohol, ambulancias cuya circulación era constantemente bloqueada aunque transportaran personas que necesitaban asistencia médica y las unidades policiales incapaces de llegar a tiempo a las decenas de reyertas que se sucedieron en una noche muy complicada, que concluyó con una estación de trenes desbordada de pasajeros muchos de los cuales incumplieron medidas básicas de seguridad como ocupar las vías del tren.

Ante este panorama, el Cuerpo Nacional de Policía va a reforzar su presencia con más agentes antidisturbios procedentes de Sevilla, especialistas en la contención de grandes concentraciones para minimizar en la medida de lo posible las consecuencias de una noche de alto voltaje. El año pasado, el dispositivo que la Subdelegación del Gobierno llevó a la Junta Local de Seguridad incluía a 150 efectivos repartidos entre agentes de seguridad ciudadana (zetas), policías de paisano, la UPR (zodiacos), especialistas en desactivación de explosivos y los citados antidisturbios (UIP).

Un riesgo más con ETA

Ese listado de fuerzas se amplía este año con 20 efectivos más de la UIP de Sevilla, que cederá un total de 80 policías para encarar uno de los momentos más delicados para la seguridad de la capital. Desde la Subdelegación del Gobierno confirmaron ayer que este planteamiento es anterior a conocerse que la capital gaditana podría ser objetivo de ETA, ya que la Junta Local de Seguridad donde se concretaron los dispositivos para Carnaval se celebró el 28 de enero. Pero también es cierto que ese riesgo, a partir de la operación policial en Óbidos (Portugal) se tiene muy en cuenta.

El Ayuntamiento tiene previsto comunicar hoy qué refuerzo policial va a aportar la Policía Municipal, que tiene encomendada la vigilancia de la carpa del Baluarte de la Candelaria (la otra que se habilita este año en las bóvedas de Santa Elena será controlada por los agentes del Cuerpo Nacional) y todo lo relacionado con el tráfico en el interior de la ciudad. Sin embargo, ya en la Junta Local de Seguridad adelantaron que cuentan con 60 agentes por turno, aunque sin detallar qué despliegue tendrán el sábado y el domingo primero de coros.

Por su parte, la Guardia Civil tiene asumida la vigilancia a pie de carretera, con especial atención a los accesos a la capital. Los efectivos que movilizará el Instituto Armado son 40, procedentes de la Agrupación de Tráfico, que realizarán sobre todo controles de alcoholemia que tienen como principal objetivo erradicar la mezcla peligrosa de alcohol y volante en una noche marcada por los excesos.

Desde ADIF confirmaron ayer a este medio que la plantilla íntegra de vigilantes de seguridad privados que trabajan en la estación de Renfe de la plaza de Sevilla no descansará esa noche. Este punto arde a partir de las cinco de la mañana cuando centenares de personas tratan de regresar a sus hogares con dirección a distintas localidades de la Bahía y a provincias vecinas como Sevilla. El año pasado este periódico captó imágenes de una estación desbordada, con pasajeros tirados en los andenes y agentes conteniendo a una masa que trataba de entrar a la fuerza al recinto. Cada vez que llegaba un tren, hubo muchos pasajeros que se abrieron camino a codazos y forzando incluso las puertas de los vagones y los mecanismos de frenado de emergencia. Para ordenar la entrada, el aparcamiento será cerrado desde las once de la noche del sábado hasta el mediodía del domingo. Ese espacio será vallado para filtrar el acceso al recinto. Los dispositivos sanitarios son el otro pilar esencial. Fuentes del SAS confirmaron que se repetirá el mismo esquema de años anteriores, tomando como referencia el centro de salud El Olivillo, donde son derivadas las primeras asistencias y las urgencias del Puerta del Mar. El personal sanitario no será reforzado, pero sí doblará turnos ante el aluvión de atenciones que se les viene encima.

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