sábado, 4 de julio de 2009

La impotencia viaja en metro


Familiares de los fallecidos en el accidente de la línea 1 realizan el mismo recorrido que el día del siniestro y guardan un minuto de silencio en el andén de cada estación
«Cogeremos el siguiente tren». La frase la pronuncia Beatriz Garrote tras el minuto de silencio. Y subir a este medio de transporte es un esfuerzo descomunal para ellos. Muchos reconocen que sólo viajan en metro los días 3 de julio como homenaje a los fallecidos en el accidente.
El primer recuerdo sin palabras se produce en plaza de España justo antes de llenar un vagón de recuerdos, de impotencia y de reivindicaciones. Al otro lado del andén, 13 personas contemplan la escena. Todas ellas, salvo un joven que no levanta la vista del libro, observan el círculo de camisetas negras. La inscripción «43 muertos +47 heridos= 0 responsables» luce en todas ellas. Alguno incluso la acompaña con la imagen del familiar fallecido. Nunca un andén fue tan silencioso. Sólo los flashes de los fotógrafos aportan algo de vida. Un tren resucita de nuevo el ruido. Y el viaje se inicia.
Los dedos de Pedro y Antonia se envuelven en la agarradera. Al igual que sus manos, también sus pensamientos giran en una única imagen, la de su hija Laura. El padre toma la palabra: «Esto es superior a mis fuerzas. Es que no nos hacemos a la idea. Todavía hay días que pensamos que entrará por la puerta». Y es que la joven, antes del accidente llamó a casa: «En diez minutos estoy ahí».
Primer viaje en metro
Pedro sólo coge el metro para los aniversarios. «Dios me libre de hacerlo otros días. Antes voy andando». La indignación de Pedro se alimenta con el comportamiento de los políticos. «La gente del pueblo les puso ahí», denuncia.
Más minutos de silencio con el mismo objetivo se suceden en cada estación. Daniel Iván es el único que realizó este viaje en julio de 2006. Salió con vida de aquel infierno. Le prometieron regularizar su situación, pero esa promesa debe viajar en algún metro a ninguna parte. Este colombiano todavía no tiene los papeles, según denuncia.
Del 3 de julio de 2006 se le quedaron grabados «los gritos de la gente». «Todos salimos despedidos y el vagón se quedó oscuro. Al despertar vi cómo rompían los cristales para rescatarnos».
José Luis García perdió a su ahijada hace tres años. Desde entonces, hace «este viaje de la impotencia». «Siempre lo mismo», lamenta. El recuerdo es algo que le acompaña cada día. Pero con lo que no puede convivir «es con que los políticos escondan la cabeza».
Y la denuncia la extiende al resto de la sociedad. Al subir a cada tren, María Teresa entrega a los pasajeros un papel con el recuerdo del accidente. Alguno no quiere ni cogerlo. Este ejemplo le vale a José Luis para denunciar que a la sociedad ya se le ha olvidado el siniestro, las 43 muertes... «No se acuerdan, pero esto puede repetirse de nuevo».
Pedro López no tiene miedo de subir al metro. «Sólo dolor», aclara por la muerte de su hermana Encarna, de 46 años. El trayecto es un homenaje y reivindicación «a partes iguales». En la carpeta de asuntos pendientes recoge «la poca consideración» de los políticos.
Personal de prensa de Ferrocarrils acompaña a la comitiva durante buena parte del trayecto. También lo hacen dos vigilantes de seguridad, que contemplan los actos desde una distancia prudencial.
La estación de Torrent Avinguda pone punto y final al trayecto. Se inicia el regreso, aunque la tristeza persiste. Alrededor de las 12.15, la comitiva del dolor llega al jardín de Roïg Corella.
Las flores sustituyen ahora el silencio de los andenes. «Siempre estarás con nosotros» o «siempre en nuestros corazones» son los mensajes que rodean los ramos. Más familiares de víctimas se unen a la concentración, justo encima de «la curva de la muerte». Algunas lágrimas se columpian en las mejillas. También en el metro, otros ojos habían mostrado que contenerse es complicado.
Las víctimas, en la ofrenda de flores, denunciaron «la estrategia del olvido» a la que han sido sometidas. Además, recordaron que el accidente «no fue fortuito». El homenaje podía haberse realizado en el monolito de las víctimas. Pero este está lleno de pintadas.
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