Maltratadores vascos llevarán desde hoy un sistema de localización GPS

Los juzgados ya tienen acceso a las 3.000 pulseras habilitadas por el Gobierno central
Las mujeres maltratadas vascas se pueden sentir desde hoy un poco más seguras. Los juzgados de la comunidad autónoma tienen ya a su disposición los sistemas de localización GPS que podrán colocar a los agresores para garantizar que cumplen las órdenes de alejamiento de sus víctimas. En total, el Gobierno central ha habilitado para toda España 3.000 pulseras que mandarán una señal de alarma si el maltratador se acerca a menos a 500 metros de distancia de la mujer.
Esta iniciativa, anunciada el pasado 8 de julio y cuya entrada en vigor está prevista para hoy, ha sido impulsada por el Ministerio de Igualdad en colaboración con las carteras de Interior y Justicia, el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) y la Fiscalía contra la Violencia sobre la mujer. En el País Vasco, la Oficina de Atención a las Víctimas de Género, dependiente de Interior, y el Departamento de Justicia han coordinado la implantación de los dispositivos, que vienen a complementar medidas propias como el teléfono 'bortxa' (un móvil conectado a la Ertzaintza). «Es una iniciativa enormemente positiva y que va a incrementar la seguridad de las mujeres maltratadas», apuntó su directora, Mariola Serrano.
Estos 3.000 dispositivos -que equivalen al 10% del total de órdenes de alejamiento que se dictaron en 2008- se impondrán por orden judicial en los procedimientos en los que se dicte una medida cautelar de alejamiento y concurra una situación de especial riesgo para la víctima. Están gestionados por el consorcio Securitas Direct-Telefónica, que ha «garantizado» que todos los jueces que lo soliciten podrán disponer del aparato en un plazo no superior a 24 horas.
El sistema está conectado con un centro de control único operativo las 24 horas y todos los días del año, donde personal cualificado atiende las incidencias. El maltratador llevará dos terminales y la mujer otro, que además dispondrá de un 'botón del pánico'. El brazalete del agresor va equipado con un sistema de seguridad que activa una alarma si el inculpado intenta quitárselo.