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jueves, 30 de julio de 2009
Una mezquita de camino al Estrecho
Horcajo de la Sierra no es un pueblo especialmente conocido en la Comunidad de Madrid. En cambio, es un lugar de parada obligatoria para miles de personas: los viajeros de origen magrebí que, durante el periodo vacacional, abandonan el país al que emigraron en busca de trabajo y ponen rumbo al paso del Estrecho.
Ellos son los que buscan en el mapa Horcajo de la Sierra para acudir a su área de descanso, situada en el Km 83 de la carretera de Burgos (A-1). Allí encuentran un espacio especialmente diseñado para ellos, con todo tipo de servicios, desde un puesto de información sobre los horarios de los ferrys hasta una mezquita para orar.
El área de descanso de Horcajo ya era un punto de encuentro de ciudadanos magrebíes de toda Europa desde hace unos años, pero ha sido ahora, tras la inversión de 298.453 euros que ha hecho en ella la Dirección General de Protección Civil, cuando se ha convertido en un lugar de parada obligatoria.
«Viene muchísima gente. Y es divertido ver las diferencias de los viajeros dependiendo del país europeo del que procedan», explica con gracia Mohamed, el encargado del bar del área de descanso. Él lleva varios años trabajando en ella junto a cuatro compatriotas de origen marroquí y asegura «haber visto de todo».
«Hay gente que viene para unas horas pero por una cosa y otra se quedan casi todo un día. Como tienen duchas y demás, es una parada muy útil. Pero cada vez son más agarrados y se traen más comida, en vez de comprarla en el bar», critica.
Según datos de la Delegación de Gobierno en Madrid, se prevé que desde el pasado 15 de junio hasta el próximo 15 de septiembre, atraviesen la Península más de 786.000 vehículos y cerca de tres millones de personas. Pese a todo, en el bar aseguran que este año «está siendo flojito». «Se nota la crisis», apunta Mohamed, «pero está claro que no se ha sufrido con la misma intensidad en todos lados».
Según la teoría de quienes regentan el modesto bar, Francia es, junto a España, la que más ha sufrido la actual coyuntura económica mundial. En otros, en cambio, la crisis se ha notado menos. «Los que vienen de Holanda, Bélgica y Alemania son los que más gastan con diferencia», dice.
Este desnivel económico lo aprovecha gente como Pedro, un segoviano que todas las mañanas coge su vehículo y acude al área de descanso a vender botes de miel a 30 euros la unidad. «Se la llevan encantados», comenta Mohammed.
En Horcajo también contrasta la calidad de los coches según el país del que provengan los conductores y sus familias. Lo que no cambia, sea cual sea la marca, es lo cargados que suelen ir. Prácticamente todos llevan baca y algunos hasta remolque. Además, una vez aparcan, todos los viajeros abren el capó del coche para que el motor no se caliente, vengan de donde vengan.
Pero quizá la costumbre más singular sea la de algunas personas que duermen fuera del coche, en el suelo, con la cabeza totalmente tapada. «Es algo que hacen habitualmente, y es cierto que la primera vez que lo ves te sorprende. Te preguntas por qué no descansan dentro de sus vehículos», explica Cristina, que trabaja de administrativa en el área de descanso. Al parecer, esta forma de descansar ya ha traído más de un problema. «Se han producido algunos robos», señala la administrativa, «pero desde que tenemos vigilantes de seguridad por las noches, han menguado», aclara.
Las instalaciones abren a las cinco de la mañana y cierran a la 01.00 horas. El grueso de viajeros se concentra en las primeras horas de la mañana, poco antes del mediodía. A esa hora, la pequeña mezquita se encuentra repleta de gente.
Las normas en ella son estrictas. Nadie entra calzado y casi todos acuden a rezar con su propia alfombra. Además, al ser uno de los sitios más frecuentados, es de los que más críticas recibe. Algunos usuarios, como Hassan, la consideran «demasiado pequeña». Pero para otros, como Nabil, «es un remanso de paz» ante el estrés vacacional.
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