lunes, 20 de julio de 2009

Los vecinos de Las Naciones no podrán volver a sus viviendas en varias semanas


Las 44 familias del número 30 de Las Naciones ya han pasado las primeras noches fuera de su casa. El destierro tras la explosión provocada por un vecino se alargará varias semanas, aunque en 15 días podrían tener lo básico (agua y luz) para volver a su casas. De momento, están con familiares y en hoteles, y han puesto vigilancia 24 horas.

Sólo uno de los 80 vecinos ha pasado la noche en el bloque de Las Naciones incendiado el viernes por otro de sus residentes, que se encuentra detenido aún a la espera de pasar a disposición judicial. El resto se marchó con familiares o decidieron alojarse en distintos hoteles, como Los Lebreros y Cuba Sol, en un destierro que durará varias semanas a la vista de los importantes daños materiales que ha sufrido el edificio y que afectan a los suministros de luz, agua y gas.

“No nos han dado una posible fecha de vuelta, pero hay mucho por hacer”, explicó ayer a este periódico el administrador y vecino de la finca, Juan Enrique Algaba. Tampoco saben a cuánto ascienden los daños causados por la explosión provocada por Rafael Peña, un viudo de 67 años, “es pronto para saberlo porque aún hay que inspeccionar el estado de los ascensores, entre otras cosas”.

Queda mucho trabajo por hacer: fontanería, recuperar la instalación eléctrica, los depósitos de agua, los motores, limpiar y pintar todo el hueco de la escalera y reconstruir el cuarto de contadores. Unas tareas que se iniciarán mañana y en las que se emplearán varias semanas, incluso más de un mes. De hecho, algunos vecinos, que acudieron ayer a recoger sus pertenencias, apuntaban en la puerta del bloque que la aseguradora, que se está haciendo cargo de todos los gastos de alojamiento, les ha ofrecido la opción de alquilar una vivienda hasta que el bloque pueda ser habitable de nuevo. Sin embargo, los vecinos esperan y piden que en unos 15 días se haya podido recuperar las instalaciones más básicas para que puedan retornar cuanto antes a casa. “Hemos dicho que al menos el agua y la luz y que con un ascensor nos vale de momento, sobre todo porque en el once vive gente mayor y lo necesita”, indicó el presidente de la comunidad de propietarios, Joaquín Barea.

Ante el desalojo obligatorio, la comunidad contrató el mismo viernes un servicio de seguridad las 24 horas “para evitar que nos saqueen las casas o que alguien intente colarse en las viviendas”, dijo Algaba. Esa misma noche dos vigilantes controlaban los accesos al bloque, al que le rodea un precinto policial, para evitar los robos, y por la mañana lo hacía uno. Además, la Policía Local tiene orden de pasar más frecuentemente por la zona para controlar la seguridad en el bloque, según aseguró el presidente de la comunidad, con el que está en permanente contacto el Ayuntamiento.
Los vecinos aún tenían ayer el miedo en el cuerpo sólo de pensar lo que podría haber ocurrido si hubiesen llegado a explotar las siete bombonas que Rafael había preparado para derribar y quemar el bloque. Los bomberos, que incluso fueron ayudados por los Tedax, encontraron 60 litros de gasolina repartidos por el edificio.

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